El 16 shoots estaba casi vacío, a excepción de esos tres últimos clientes que se resignaban a marcharse con multitud de cervezas vacías sobre las mesas, y las dos dependientas, que lavaban aburridas los vasos que ya habían recogido. Eran casi las dos de la madrugada, y tenían tantas ganas de cerrar el bar como de irse a casa, pero aquellos hombres parecían dispuestos a exprimir hasta el último segundo. Giselle casi corrió a atenderlos cuando uno de ellos levantó el brazo para pedir la cuenta definitiva. Minjeong suspiró, había sido un día largo. Las seis horas de clases en la universidad, después metidas en casa estudiando, y finalmente la sacrificada jornada laboral que sólo les daba un margen de cinco horas de sueño antes de volver a empezar el día.
-Joder, pensaba que no se iban nunca - bufó Minjeong, quitándose el delantal de camarera.
Giselle sonrió, alzando victoriosa el billete de cincuenta que le habían dado.
-Todo propina, Min - sonrió -. Después dices que coquetear un poco no sirve de nada.
Minjeong hizo el amago de una arcada, y Giselle la imitó quitándose el delantal, pero entonces su cara hizo gala de la desesperación.
-Mierda...
Minjeong giró hacia la puerta, el lugar al que su amiga miraba fijamente. No podía ser. Miró el reloj en la pared. Faltaban tres minutos para la hora del cierre, y legalmente, no podían echar a aquella chica que entraba tambaleándose, apoyándose en las mesas para poder llegar a la barra. Al principio Minjeong pensó que estaba herida, pero tras verla dar un par de pasos, cayó en la conclusión de que estaba completamente borracha.
La muchacha era alta, rubia, y tenía pinta de haber pisado muchos bares aquella noche. Su chaqueta de cuero estaba abierta y gastada, y tenía el flequillo despeinado sobre la frente. Se sentó en uno de los taburetes, justo en frente de Minjeong.
-Una birra - dijo, sin previo aviso, y con un leve temblor en la voz. Minjeong se fijó en que ni siquiera podía fijar sus pupilas.
-¿Tienes edad para beber? - preguntó, rezando porque tuviera menos de veintiún años y tuviera que irse de vuelta al botellón de donde había venido.
La joven sacó una cartera del bolsillo de la chaqueta, y prácticamente le lanzó el carnet de identidad. Minjeong lo pasó por alto porque no tenía ganas de discutir, y porque aquella tal Yu Jimin, como decía en su DNI, aún tenía diecinueve.
-No puedo venderte alcohol.
-Oh, vamos - rogó, casi desparramado por el mostrador -. Cumplo veinte el mes que viene. Nadie se enterará.
-Yo me enteraré - dijo Giselle, acudiendo al rescate -. Y si no pides nada, será mejor que te pires.
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Three months - Winrina/Jiminjeong
Fanfiction¿Cuánto tardas en enamorarte? ¿Cuánto en darte cuenta de que tu vida no tiene sentido? ¿Cuánto puedes tardar en ver que tal vez que ese que duerme en tu cama y te besa es tu enemigo, y esa chica ruda y siempre borracha a la que no soportas es el amo...