Capítulo 4

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Los ojos de Jaemin cayeron inmediatamente en Jimin, y después en Minjeong. Jimin pudo ver perfectamente las conjeturas que se planteaba el muchacho en su fuero interno. Su amigo, siguiéndolo de cerca, observaba cauteloso las reacciones del primero.

-¿Qué está haciendo ella aquí? - gruñó, avanzando en grandes zancadas hacia la mesa.

Minjeong se levantó y se interpuso entre ambos. No es que tuviera mucho interés de defender a Yu, pero lo último que quería era acabar en la comisaría... de nuevo. Giselle, que ya sabía de qué iba la historia, se acercó también por lo que pudiera pasar.

-Son clientas - dijo Minjeong, apoyándose en la jarra de cerveza que tenía Ningning entre las manos. Le lanzó a su amiga una mirada fulminante. "Como vean que le vendemos alcohol a menores nos crujen".

Jaemin seguía con sus ojos furiosos sobre Jimin, que seguía medio recostada en el asiento con una sonrisa, a pesar de que su instinto le dijera que aquello iba a acabar terriblemente mal.

-No son bienvenidas aquí - zanjó él.

-¿Te reservas el derecho de admisión o qué? - Jimin miró a su alrededor, las mesas vacías, la barra desierta -. Porque teniendo en cuenta el flujo de clientela, no creo que sea algo que puedas permitirte.

Jaemin farfulló algo y dio un paso adelante, apartando a Minjeong con el hombro. Apoyó una mano en la mesa y otra en el respaldo del sillón, acorralando a Jimin, que se había erguido un poco.

-Es que no queremos a enfermas como tú aquí.

Jimin no tardó en propinarle un empujón en ambos hombros que le hizo retroceder un par de metros, y se puso en pie de un salto, sin dejar de avanzar hacia él. Minjeong por un momento pensó que iban a pegarse. Jimin era apenas unos centímetros más baja que Jaemin, y sus frentes estaban tan cerca que si alguno de los dos avanzaba más se darían un cabezazo. Minjeong sólo podía pensar que por muy alta que fuera aquella chica, su novio doblaba su masa muscular, y si se enzarzaban en una pelea, ella saldría muy mal parada.

Gracias al cielo, Ningning y Giselle tuvieron la maravillosa idea de intervenir antes de que eso pasara. La más pequeña agarró a su amiga por ambos hombros y la empujó varios pasos hacia detrás, con una mirada de advertencia que ambas conocían bien.

-¿Vas a pegarte con este gilipollas sólo porque su novia te pone? No me seas troglodita, Yu; es hetero - le susurró al oído, y Jimin, aunque no contestó, supo que sería perfectamente capaz.

Por su parte, Giselle había cogido a Jaemin del brazo, y cuando él se zafó, le dijo con un tono que no dejaba lugar a réplicas.

-Si no quieres gays en este bar vas a tener que despedirme.

Giselle sabía que Minjeong había preferido no decirle nada a su novio sobre la orientación sexual de su amiga, argumentando que Jaemin era algo homófobo, y que tan sólo le traería problemas, pero no aguantaba más. No aguantaba ni un sólo comentario despectivo más, ni una sola broma más manteniéndose callada. Jaemin, que nunca fue el primero de la clase, tardó un instante en entender lo que Giselle quiso decir. Entonces, se apartó de ella como si tuviera alguna enfermedad contagiosa.

-¿Tú también? ¡Qué puto asco, joder! - maldijo, y en seguida se volvió a Minjeong. Jaemin tenía el don de acabar echándole a su novia la culpa de todos los problemas de su vida -. ¿Y tú? ¿Por qué coño no me has dicho que esta era bollera? ¡Y vives con ella! No... ¡vas a mudarte inmediatamente!

Si ya le hacía poca gracia la idea de que Giselle y Minjeong vivieran juntas, ahora aún menos. Minjeong había podido mantenerse así hasta entonces gracias a los padres de Jaemin, que, extremadamente católicos, habían visto de maravilla que la pareja no viviera junta hasta el matrimonio. El matrimonio. Le daban náuseas sólo de pensarlo.

Three months - Winrina/Jiminjeong Donde viven las historias. Descúbrelo ahora