CAPÍTULO 1

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Aveline Dione Averly

Mis hermanos me recibieron en la puerta de mi hogar familiar. La bella Rosemary se lanzó a mis brazos feliz de por fin tenerme en casa, la pequeña era sin duda alguna mi mejor amiga en el mundo; Drystan se acercó y me estrechó en sus brazos una vez que Rose me soltó, él era todo un hombre. Drys había sido el padre que me faltó luego de que mi progenitor decidiera odiarme sin explicación alguna, era él quien me había cuidado en las noches de tormenta, fue él quien no dudo en enfrentar a padre en busca de que yo pudiera feliz, sin duda alguna Drystan Averly era un caballero y un héroe ante mis ojos.

—Te extrañamos mucho —exclamó este.

—Ya no tendrán que hacerlo.

Denarius era muy posesivo y las veces que veía a mis hermanos eran casi nulas, raras veces los veía dos veces por mes, era más que entendible la alegría de por fin poder tenerme solo para ellos, después de todo me fui muy pronto.

—Rhidian y Priya llegarán más tarde con los revoltosos —dijo Rosy acomodando su corta cabellera tras su oreja —. Vamos a tu habitación, pedí que sacaran tus cosas antiguas de la bodega y las pusieran de vuelta en tu cuarto, está casi como lo recordaba.

Sonreí ante la felicidad de la pelinegra.

—Vamos a ver tu obra entonces, Rosy.

Subimos las escaleras en dirección a mi habitación y casi me quedo sin aliento al ver todo como lo recordaba, estar en este lugar me hacía sentir que por fin estaba a salvo de nuevo, que Drystan me cuidaría de los malos tratos de papá y que yo podría seguir jugando con Rosemary sin preocupación alguna.

—Es bellísimo —exclamé sonriendo a mi hermana menor.

—Me alegra que te guste —. Caminó hacia mi cama y se dejó caer en esta —. Lamento mucho lo del bebé, sé lo mucho que esperabas a uno.

La miré con tristeza, ella estaba en lo cierto.

—Sé que él o ella estará bien, no habría sido feliz con el padre que le había tocado.

(...)

Griffin Wilder

Aveline por fin era libre, mi mejor amiga al fin había conseguido librarse de ese horrendo esposo que tenía. Mi madre se había encargado de hacerme saber la noticia apenas se enteró, sabía que ella aún esperaba que la castaña y yo estemos juntos; No la culparía, yo también seguía manteniendo esa esperanza. Después de todo, mi matrimonio con Elodie fue obra de mi difunto padre, si bien no pude entregarle el amor que ella merecía, le di mi respeto y amistad; tuvimos dos hermosos hijos que amo sin duda alguna. Pero mi corazón siempre le perteneció y le pertenecerá a Aveline.

—Envié una carta al vizconde Averly haciéndole saber mi deseo de visitar a Aveline, puedes venir conmigo si lo deseas —le dije a mi madre.

—Por supuesto, esa niña necesitará de mi apoyo hoy más que nunca, ella perdió a su bebé —exclamó poniéndose de pie —. Dione había esperado tanto a ese pequeño y ahora se le fue arrebatado, debe de estar destrozada.

—Sigo sin comprender cómo es que odias a casi todo el mundo, pero amas a Aveline —hablé tomando la mano de mi madre.

—Ella es diferente a todos, no hay maldad intencional en su corazón. Además, ella nunca intentó agradarme, fue algo que ocurrió solo y eso es algo que admiro —contestó —. Casi nadie logra ese efecto, tú tienes mi agrado y cariño porque eres mi hijo, si no lo fueras, podrías estar en la lista de aquellos indeseados ante mi mirada.

Negué riendo, mi madre sin duda alguna era un peligro para la sociedad. Era entendible que gracias a su actitud las personas le temieran y muchas veces corrieran lejos de ella, Camelia Wilder era muy difícil de impresionar, pero aun así había personas que lo conseguían, la mayoría busca agradarle porque poseía un alto rango y es mejor tener de aliado a una persona importante que de enemigo.

Alguien a quien amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora