Capítulo 2: El encuentro fortuito

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Narra Madeline:

Había pasado una semana desde que Percy y yo nos conocimos. Desde entonces, habíamos estado hablando constantemente, compartiendo ideas y muchas risas a través de mensajes de texto y descubriendo nuevos lugares a donde ir en North Charleston. Nuestro vínculo se estaba fortaleciendo cada vez más, y sentía un cosquilleo en el estómago solo de pensar en él.

Un cálido viernes por la tarde, mientras estaba en medio de una maratón de estudios, recibí un mensaje de Percy. "¿Estarías interesada en salir a comer helado esta noche?", decía el texto.

Mi corazón se aceleró de inmediato. ¿Salida? ¿Con Percy? La emoción y la curiosidad me llenaron por completo. No podía resistirme a la idea de pasar más tiempo con él, así que respondí rápidamente: "¡Claro! ¡Me encantaría salir contigo!"

Después de arreglarme y ponerme algo más presentable, me dirigí al lugar acordado, una heladería pintoresca en el centro de la ciudad. El sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo de tonos rosados y dorados.

Cuando llegué, Percy ya me estaba esperando, sonriendo radiante. Parecía incluso más guapo que la última vez que nos vimos. Nos saludamos con un abrazo cálido y nos encaminamos hacia la heladería.

Al entrar, nos encontramos con una joven de cabello castaño y esbelta figura. Era Amelie Dubois, la hermana de Percy. Se parecían tanto que era imposible no notar el parecido. "¡Hola Percy!" exclamó, y luego se volvió hacia mí con una sonrisa. "Eres la famosa Madeline, ¿verdad? Percy ha mencionado mucho sobre ti."

Sonrojada, asentí con una sonrisa. Era extraño que me reconocieran, pero al mismo tiempo me hizo sentir especial. Amelie parecía ser una chica divertida, y la emoción de descubrir que tenía una hermana lo hacía aún más intrigante. No pude evitar preguntar: "¿Y dónde está Rumi?"

Justo en ese momento, entró una chica de cabello oscuro y ojos brillantes, con una energía que irradiaba vivacidad y alegría. "¡Hola a todos!", exclamó Rumi. "Perdón la tardanza, hubo un problema con el autobús."

Era muy fácil conectar con Rumi desde el principio; su personalidad efervescente y su acento español la convertían en el alma de la fiesta. Amelie y Rumi se habían conocido cuando Amelie visitó España el verano anterior, y desde entonces habían sido inseparables.

Nos sentamos en una mesa al aire libre, rodeada por el ambiente palpable de alegría y risas. Pedimos helados de diferentes sabores y comenzamos a conversar como si nos conociéramos de toda la vida. Era como si el tiempo se detuviera, y solo existiéramos nosotros cuatro en ese momento.

Las horas pasaron volando mientras compartíamos historias, risas y sueños. Con cada palabra y cada broma, me sentía más segura de que había encontrado en estas personas algo especial. Juntos, reímos hasta que nuestros estómagos dolieron y nuestros corazones se llenaron de felicidad.

Al despedirnos esa noche, intercambiamos números de teléfono y prometimos mantenernos en contacto. Percy me abrazó con cariño y me susurró al oído: "Gracias por aceptar salir conmigo. No puedo esperar para seguir conociéndote mejor".

Caminé de regreso a casa con una sonrisa en mi rostro, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza. Había algo especial en esos encuentros casuales y espontáneos, algo que prometía llevarnos a aventuras inolvidables. Sabía en lo más profundo de mi ser que esta nueva amistad significaba mucho más, y estaba ansiosa por descubrir todo lo que podría pasar.

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