Parpadeé un par de veces para comprobar que estaba bien despierta y que no estaba soñando. Es que en el momento más inesperado, cuando justo me había dado por vencida ella aparece ahí, con su cabello rojo y sus delicadas manos sosteniendo aquellos discos de vinilo que hacia un rato yo había derribado, y todo esto me costaba procesarlo y creerlo ¡Tenia a la chica del cabello rojo frente a mí!
Dios, era demasiado para una noche. Me obsesionaba con una chica, la buscaba sin éxito y luego ella aparece de la nada siendo la DJ de la fiesta.
Aparte mis manos del cuello de Harry y lo empuje suavemente para así alejarme de él completamente y poder ir a ver de cerca a la chica del cabello rojo y convencerme de que no era producto de mi embriagada mente. Empecé a caminar con una enorme sonrisa en la cara, sintiéndome como una pequeña polilla atraída por ella y por la luz que irradiaba desde la cabina de DJ sonde se encontraba. Tuve que tener algunos tropiezos con parejas que bailan ganándome varios insultos por interrumpirlos, pero eso no me detuvo, yo seguía mi camino, sonriente y con el corazón palpitándome fuertemente en el pecho.
De repente mi marcha se vio interrumpida a casa de alguien que me tomo por los hombros bruscamente, estaba tan absorta en tarea de llegar a la chica de cabello rojo que en un principio no pude darme cuenta de quién me había agarrado de esa manera tan brutal, así que tuve que parpadear varias veces, de nuevo, para ver de quien se trataba. Y allí estaba, el personaje que encabezaba mi lista negra: Vincent Town, mi ex novio.
Mi sonrisa se desvaneció al ver su horrorosa cara y quise soltarme de su agarre, pero su notoria fuerza superior a la mía me lo impidió.
-Vaya, vaya miren que tenemos aquí, a toda una reverenda perra.
Quise abofetearle la cara por el término que había utilizado para referirse a mí, pero por la forma en la que me tenía sostenidos los brazos no pude hacerlo.
- ¿Qué quieres hijo de puta?- pregunte con la sangre hirviéndome en las venas. Lo detestaba tanto, que si hubiese podido asesinarlo ahí mismo con mis propias manos, lo hubiera hecho.
-No soy un hijo de puta- respondió -Si lo fuera, sería tu hijo, hijo de una puta de primera clase- soltó una pequeña carcajada.
Mis ganas de abofetearle se multiplicaron y todo mi interior ardía en odio y rabia. ¿Porque debía aparece justo en ese momento? ¿Tan mala era mi suerte? Pues al parecer si.
-Apártate de mi camino imbécil- puse mis manos sobre su pecho tratando de empujarlo, pero obviamente me fue imposible. -Tan solo me estorbas, como siempre has hecho- espete.
Me dedico una irónica sonrisa ladeada, burlándose de mí. ¡Uigh! ¡Quería acabar con él en ese mismo instante!
- ¿Y qué andas haciendo por aquí?- sus manos soltaron mis hombros para acariciar mis mejilla, pero en un ágil movimiento le detuve. Rio de nuevo. -Debo imaginarme- continuo- Que andas exhibiendo tu gran talento, putear- soltó una sonora carcajada e intente abofetearle, pero tomo mi muñeca de una forma sorprendentemente veloz, impidiendo mi acción. Desee su muerte en ese mismo momento.
-Eres ciertamente una persona sorprendente, Devonne- prosiguió -No te cansas de andar teniendo sexo con el primer imbécil que se atraviesa, sino que también lo haces con mujeres ¡Más que impresionante! ¡Toda una real zorra!- me contuve, quería esperar a que terminarla para reaccionar - ¿Estás segura de que vas a la escuela para obtener un título de bachiller o para obtener uno de puta? Si es por lo segundo no te preocupes, ese ya lo tienes desde que entraste a Lake Monroe-
-Detente maldito, o no respondo- susurre reprimiendo todo el coraje que mis cuerpo emanaba.
-Oh mi Dios, ¿Qué harás? ¿Arañarme? ¿A caso no se te caen esas horrendas uñas postizas que siempre usas?- carcajeo de nuevo.