Capítulo 4 - Final

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El tiempo se les había escurrido de las manos, en un abrir y cerrar de ojos dos meses y medio habían pasado y El Baile estaba a la vuelta de la esquina. Todo el mundo estaba enloquecido preparando sus trajes y vestidos, y los más despistados, buscando alguien con quien ir para no quedarse sin pareja. El grupo de amigos de Gona estaba bastante tranquilo por esa parte, todos tenían alguien con quien ir; Luh y Lily obviamente irían juntos, Hardy había quedado en ir con Trolero "como amigos" y Gona iría con Ceci, se supone que también era como amigos, pero Gona parecía sospechar de los verdaderos sentimientos de la chica, aún así no dijo ni preguntó nada. En cuanto a Rich, como todo el mundo suponía, él iría con su novia, Nia.

Ambos chicos prácticamente no volvieron a interactuar, todo había quedado muy tenso entre ellos y ni siquiera habían discutido, era un poco extraño y obvio al mismo tiempo, lo que lo volvía confuso.

Sea como fuere, el baile llegó.

Era sábado por la noche, el gran salón de la academia donde se hacían los eventos estaba lujosamente decorado con colores dorados y plateados, brillos por aquí y por allá, era realmente vistoso. Al poco tiempo, la gente comenzó a llegar.

Gona aún no estaba en el salón, ni siquiera estaba en la academia, sino que estaba llegando a la casa de Ceci para buscarla e ir al baile juntos; era algo que le había prometido hacía dos semanas cuando hablaron del baile y todo el evento. Así que allí se encontraba, tocando el timbre de su casa. Al cabo de unos minutos, una preciosa chica en un hermoso y reluciente vestido rojo se apareció ante él.

—Ceci, oh dios mío, te ves...

—¿Extraña?

—¡Preciosa! El rojo es tu color. —le sonrió.

«—Su color es el rojo.» recordó cuando usó esas mismas palabras para referirse a alguien más. Alguien que aún permanecía arraigado en lo profundo de su corazón, y que no había podido despegar de allí en todo este tiempo, por más que había querido.

Porque su corazón aún dolía cuando lo miraba, o cuando se daba cuenta de que aquél pelinegro lo miraba a él, con algo indescifrable en sus ojos.

Porque algo en él aún se rompía cuando lo veía junto a esa chica perfecta, esa que era todo lo que él no podía ser jamás.

Debía entenderlo, superarlo y dejarlo atrás por su propio bien, pero aún sabiéndolo, no podía.

Gona seguía queriendo a Rich. Nunca había dejado de hacerlo.

—¿Gona? —la voz de la chica frente a él lo trajo de nuevo a la realidad.

—Ceci, lo siento, me perdí en mis pensamientos. ¿Qué decías?

—Oh, descuida, solo te preguntaba si ya deberíamos irnos.

—Claro, vamos. —le ofreció su brazo y ella, comprendiendo su intención, enlazó el propio con el de Gona, pareciendo una real pareja.

Cuando llegaron a la academia se sorprendieron de lo lujoso que se veía todo en ese momento, pensaron que incluso parecía un lugar completamente distinto. Estaban por ingresar al mismo hasta que oyeron a alguien llamar a la chica de la pareja.

—Oh por dios, ¡Ceci! —chilló alguien. —¡No es posible que te veas tan bien! —una vocecita dulce captó la atención de la pareja, quienes se voltearon para encontrarse con la dueña de aquella voz y Gona no pudo haberse arrepentido más de haberlo hecho.

Frente a ellos se encontraban Rich y Nia, quienes se veían muy cercanos debido a que la chica se aferraba al brazo del moreno.

Ambos chicos cruzaron miradas, era una mirada demasiado intensa y que decía demasiadas cosas, quizás por eso ninguno entendió lo que los ojos del otro le decían...

Perfecto ; GonarichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora