II

46 1 0
                                    

—Hey.

Miré hacia la puerta dejando de teclear en mi laptop, Jungkook estaba recargado en ella con sus brazos cruzados provocando que sus músculos se marcaran más de lo usual y me senté en mi cama recargando mi peso en mi mano después de apoyar mi codo en mi muslo.

—Hola, conejito.

—¿Puedo pasar?

—Sabes que invitación no necesitas. Pasa.

—Sigue siendo la casa de Omma, yo podría ser tu novio, pero mis valores no los dejaré de lado —manifestó mientras entraba a mi habitación y caminaba hacia mí.

—Y no te estoy pidiendo que los dejes —dibujé una expresión de extrañez ante sus palabras y se sentó en la orilla junto a mí—, así como por ningún motivo te dejaría a ti.

—¿Y eso?

—¿Qué cosa, Jungkookie? —continué tecleando en mi dispositivo.

—Lo que acabas de decir.

—Sólo dije la verdad —expuse sin apartar la vista de mi computadora.

—¿Tú crees que yo te dejaría? —me quedé callada, no porque dudase de lo que me decía, sino porque quería concentrarme en mi tarea. —No, eres mi novia —le regalé una mirada rápida y seguí en lo mío en completo silencio—. ¿Qué hacías, jagi?

—Terminaba mi tarea y es lo único que quiero hacer ahora.

—Jagi.

—¿Mm?

No respondió nada, por lo que asumí que se había rendido. Vaya que me equivoqué.

—Deja de hacer eso —pidió en un gruñido.

—¿Qué?

—Eso, teclear, me estás sacando de quicio.

—Genio, te dije que estaba haciendo mi tarea.

En ese momento Jungkook me quitó mi laptop, la dejó en mi mesita de noche y volvió a sentarse a mi lado mirándome a los ojos.

—Jungkookie, ¿qué rayos...?

—No soporto ese sonido cuando estoy como tonto hablándote.

—Dame mi computadora.

—¿Para qué?

—Quiero acabar mi tarea.

—Y yo quiero que me hagas caso, no puede ser posible que me ignores o que seas borde cuando trato de saber qué rayos te pasa desde que salimos del gimnasio.

—Si me das mi computadora y me dejas terminar, con mucho gusto te lo diré una vez que mi tarea esté resuelta.

—Ya. Jagi, sólo dime qué tienes y te dejaré en paz el resto de la noche. Porque sé que cuando te pones así de pesada no me permites ni hablarte. Y no me digas que no tienes nada, te conozco desde niña y sé cuándo me mientes.

—Sí, me conoces desde pequeña, entonces también sabes que no se me facilita hablar del cómo me siento.

—Oh, ¿o sea que sí hay algo?

Mordí mi labio inferior, caí en la trampa. Mi novio me conocía tan bien que sabía qué palabras usar para lograr que abriera mi corazón, aún cuando estuviese cerrado con mil candados. Y en realidad sólo él y mi hermano sabían cómo hacerlo.

—No, no hay...

—Jagi.

Suplicó tomando mi mano y bufé derrotada, no podía seguir actuando como si nada pasara, él tarde o temprano lo descubriría.

7 golpes al corazón (Jeon Jungkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora