Anillo
caminar por la arena contras los zapatos hechos para bailar o para una cena formal es un poco difícil, inquiere Lucerys al ver a Aemond agarrase con fuerza de su brazo.
-¿no debería venir el a verme a mi?- susurra Aemond, gruñendo las palabras con un suave toque de humor oscuro. como si lo que acaba de decir era una locura, cuando en realidad era protocolo.
-Dalton no es amante de las fiestas de la corona- comenta, viendo como Aemond mira con el ceño fruncido cada paso que da.
-los susurros de la corte no dicen lo mismo- suspira, llevando su mano desocupada a su cabello lacio-. tengo entendido que sus fiestas duran mucho mas que una simple cena.
Lucerys sonrió suavemente, alzo la vista para poder ve el mar golpeando la costa y en una de la orillas mas alejadas; un enorme barco distintivos, que obviamente no pertenecía a Lord Corlys.
-hablas con la razón, prometido. sin embargo debo hacer énfasis que el tipo de fiesta no es lo mismo que una cena...- Nota la mirada de Aemond por el rabillo del ojos, por lo que miro hacia el con una sonrisa un poco mas grande.
Aemond trago saliva y volvió a mirar hacia las orillas del mar, al parecer también localizando el enorme barco, puesto que sus pasos antes vacilantes se volvieron mucho mas seguros.
las luces del barco, la música y el movimiento que las personas alfas o betas denotaba que aun que la cena para las personas de la corona ya había finalizado, para Dalton; el kraken rojo, la noche recién ah empezado.
Lucerys, con la mente puesta en los próximos acontecimientos, noto el fuer5te agarre que comenzó a proporcionar el omega de cabellos blancos y ojo morado sobre su brazo.
-¿nervioso, futuro esposo?- pregunto, mas como una burla que una pregunta seria, sin embargo el rostro de Aemond comenzó a tomar un rastro rojizo por encima de su respingada nariz y sobre sus mejillas.
-¿puedes culparme?, los susurros que se oyen en las paredes del castillo son mas que suficiente para hacerse una idea de el. la forma en la que vive su vida- Aemond avanzo con suavidad, esquivando pequeñas piedra y caparazones.
asintiendo antes las palabras de hombre, Lucerys llevo su mirada al cielo. tan oscuro y iluminado por la luna a la mitad. casi desapareciendo.
-los susurros muchas veces son verdad, eso no se puede negar...- murmura, volviendo su mirada al camino.
Aemond, con lentitud se gira hacia el. deteniendo su caminar.
-¿es así?, ¿casi todos los rumores?- Lucerys siente que el ojo morado de Aemond taladrara en su mente, en su cabeza, hace un orificio en su cráneo. y esta seguro que si no se considerara un delito, Aemond habría sacado su cerebro para poder examinarlo.
-¿no es lo que crees, Aemond?-Lucerys sabe lo que busca Aemond, lo que mira en el. pero, a nada de llegar al barco, no puede importarle mas-. los susurros a veces son mucho mas importantes que los mismos actos. mucho mas peligrosos, muchos mas deseables.
incitándolo a caminar, se suelta del firme agarre de Aemond con suavidad , solo para colocar su mano en la espalda baja del omega, quien se estremece ante el movimiento descarado.
-¿seguimos?, ya no queda mucho...-siguiere.
Aemond lo sigue, con pasos rápidos y largos, en completo silencio.
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Me and the devil (lucemond)
Randomla noche en que Lucerys le arrebato el ojo con una daga a Aemond targaryen fue la misma noche en que pago su deuda en cuanto el omega; Aemond, recién presentado le mordió y marco como su pareja.