Parte 1

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Los primeros rayos del sol aparecían en el cielo adquiriendo su característico color ámbar, dando comienzo a un nuevo día en aquel lugar alejado de la urbe. Los animales comenzaban a despertar, dando por finalizada la serenidad que traía la noche.

Viktor Volkov no era una persona que gustara de hablar, sin embargo, había conseguido que un camionero con destino al norte lo acercara a su destino, trabajar en unas montañas no era su trabajo ideal, pero al menos se encontraría lo bastante lejos de las personas y ganaría el suficiente dinero para pasar el invierno.

- Gracias – saludó a su compañero de viaje cerrando la puerta del camión.

Observó como el vehículo se alejaba y tras dar media vuelta, comenzó a caminar por la carretera hasta llegar a aquel complejo en donde se encontraba el centro de trabajo, justo a los pies de la montaña.

Era temprano, por lo que no se divisaba a nadie en el lugar, se detuvo justo a la entrada de una cabaña destinada a brindar información, sacó de su bolsillo una caja de cigarrillos extrayendo uno para llevárselo a los labios, encendiéndolo después.

Esperó por algunos minutos, dejando que el humo que aspiraba llenara sus pulmones.

El ruido de un motor lo hizo salir de su ensoñación viendo como un vehículo color negro se acercaba, deteniéndose justo en frente, casi cerca de sus pies.

Horacio detuvo su camioneta, una Ford bastante vieja pero que aún podía seguir utilizando un par de años más, abrió la puerta y colocó sus pies envueltos en unas botas tejanas sobre el suelo, respirando el aire con el olor característico de la montaña.

Al girarse, pudo divisar la figura de un hombre bastante alto del cual no podía ver el rostro pues lo ocultaba bajo un sombrero. Apoyó su cuerpo sobre su vehículo observando a aquel hombre que parecía no prestarle atención mientras fumaba tranquilamente. Se preguntó el motivo por el cual estaría allí, no parecía ser alguien que buscara problemas.

Pasaron al menos veinte minutos en completo silencio hasta que el ruido de otro vehículo acercándose los puso en alerta, sabiendo que el único que podría llegar allí era justamente la persona que requería un empleado.

Tanto Volkov como Horacio habían llegado a ese lugar, lejos de sus hogares, arrastrados por la promesa de un trabajo bien pagado, o al menos, que les permitiera subsistir un par de meses.

Vieron como el dueño del lugar bajaba de su camioneta con su traje característico de vaquero que predominaba por esas tierras, adornado por su sombrero color gris y un bigote abundante en su rostro. El hombre caminó hacia la construcción de madera sin reparar en la presencia de los dos sujetos allí e ignorándolos se introdujo en esta, dejando que la puerta se cerrara por la inercia, sin embargo, esta apenas había tocado el marco cuando volvió a abrirse.

- ¿Van a entrar o necesitan invitación? – la gruesa voz, acusada por tantos años de consumo de tabaco dejó oírse antes de que el señor Jackson volviera a meterse en su oficina.

Los presentes se miraron para luego ingresar al lugar. El pequeño habitáculo contaba con algunos muebles, un escritorio y varias cabezas de animales colgadas en las paredes como forma de decoración.

El señor Jackson tomó asiento tras el escritorio mientras Horacio y Volkov se mantuvieron de pie, observándole.

- El servicio forestal a asignado campamentos en la montaña – comenzó a explicar - sin embargo, los campamentos están demasiado alejados de donde pasan los rebaños, lo que causa muchas pérdidas...

Los futuros trabajadores escuchaban atentamente la explicación del hombre haciéndose a la idea de lo que serian sus tareas por al menos los próximos tres meses. Las instrucciones eran simples, uno de ellos debía instalar el campamento, quedarse allí para que el servicio forestal no sospechara mientras el otro se encargaba de establecer una carpa cerca de las ovejas a la noche para vigilarlas de los depredadores.

Secreto en la montaña - VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora