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Montserrat; Estudiante; Ciudad de México, México; 18 años; 1.65cm.

Mi alarma sonó haciendo que me levantara casi de un brinco de mi cama. Eran las 5:30am, estaba cursando mi ultimo año de preparatoria y así eran todos mi días.

Tomo mi celular y lo desbloqueo, comienzo a ver mi Instagram, había hecho un post la semana pasada y apenas llegaba a los 200 likes, eso me frustraba. Continué viendo la página principal de mi Instagram y ahí fue cuando lo vi, ahí estaba el; Lando Norris.

Hace tiempo que comencé a ver la Formula 1, y desde que que comencé a verla este piloto me traía loca, sentía que lo quería como si lo conociera de hace años, la realidad es que lo había conocido hace menos de un año y a través de una pantalla, el no sabía de mi existencia, lo cual me desilusionaba cuando me detenía a pensarlo profundamente, pero después recuperaba mi cordura, este hombre era un sueño...y solo eso.

Me paro de mi cama rápidamente y busco mis toallas para meterme a bañar, estaba un poco cansada de la "desvelada" que había tenido hace un día. El ser fan de la fórmula 1 en continente Americano, implica madrugar hasta las 4am para poder ver una práctica, clasificación o carrera, sin embargo, me gustaba el sentimiento de ver a 20 carros en diferentes países correr a 300 km/h.

Salí de bañarme y comencé a alistarme, siempre me tardaba años en arreglarme, es por eso que me paraba tan temprano ya un así, a veces no me alcanzaba el tiempo. Una vez termine de arreglarme tome mis cosas y me dirigí al auto, mi madre como todos los días desde que tengo memoria, me lleva al colegio.

El camino es un poco largo, así que me pongo audífonos, pongo música y comienzo a revisar mi Instagram de nuevo, y ahí está el otra ves; tenia que ser sincera, a veces creía que podría llegar a ser algo de Lando, sin embargo, muy en el fondo, sabía que eso no iba a ser posible, ni aunque hiciera un ritual o un pacto con alguien.

Al llegar a mi escuela decido ir por un café, todavía faltaba media hora para entrar a clases así que no había problema. Mientras espero mi café siento como alguien llega detrás de mi, me volteo y veo a nadie más y nadie menos que a mi mejor amigo, Sebastian.

El lleva conmigo desde la secundaria, desde ese entonces hemos sido inseparables, sin embargo a veces teníamos nuestros desacuerdos.

-Al fin te encuentro- me dice mientras me saluda.

-Siempre estoy aquí en las mañanas, porque no me encontrarías?-digo con voz cansada

-Sigue desvelándote y vas a terminar peor- me dice mientras ríe

-Disculpa?-

-Vamos, no es un secreto que todos los fines de semana te desvelas para ver a tus carritos corriendo en la pista-

-No solo son carritos Sebastian, es un estilo de vida- digo mientras río

-Estilo de vida mis...-fuimos interrumpidos por el bartender que indicó que mi bebida estaba lista

-Mejor vámonos, se nos va a hacer tarde- digo muy cansada

Las clases principales transcurrieron con normalidad, solo escuchaba que los maestros hablaban pero no entendía muy bien de que. Según ellos esta era la etapa más importante de la preparatoria, porque aquí estaríamos a nada de definir nuestro futuro, a lo que puedo pensar es que aquí no definiré mi futuro como una wag de fórmula 1...o si?

Deje de divagar en mi mente acerca de algo imposible, porque vamos, ni una mosca se me paraba a mi, y no porque fuera grosera o porque la gente no me encontrara atractiva, era más por el hecho de que mi mente siempre estaba concentrada en mis estudios y la fórmula 1, tenía amigos y salía de vez en cuando, aunque ahora que lo pienso, si salgo mucho, pero igual estas salidas no eran suficientes para crearme un círculo de amigos grande, aunque los más importantes seguían conmigo.

El timbre indicando que la primera mitad de clases había terminado me saco de mis pensamientos, comencé a acomodar mis cosas lo mas rápido que pude, sin embargo, la prisa hizo que todo se me cayera al suelo.

-Mierda- dije en un susurro para mi. Pero no contaba con que alguien mas lo había escuchado

-No te enojes- Una voz que reconocía me dijo, era este chico, Santiago.

-No me enojo, simplemente me enoja que...- en ese momento me di cuenta de la idiotez que iba a decir

-Ves, estas enojada, mejor déjame ayudarte- dijo Santiago a la vez que se inclinaba para recoger mis cosas.

La verdad era que Santiago y yo no hablábamos mucho, sin embargo se me hacía un chico un tanto especial, el formaba parte del grupo popular de la preparatoria, pero el era diferente a los demás que conforman ese grupo, no es superficial, ni tampoco narcisista, mucho menos egocéntrico, el si tenía los pies en la tierra, no como los otros.

-Montserrat llevo buscándote 10 minutos y no te encuentro- La voz de Sebastián hizo que reaccionara rápido y recogiera mis cosas a una velocidad increíble.

-No sabía que tenías compañía- añadió con un tono un tanto de disgusto

A Sebastián no le caía bien Santiago, el creía que era como todos los demás del grupo de populares, egocéntricos, narcisistas y egoístas, incluso llegó a creer que estaban coludidos con algún narcotraficante, a veces sus ideas volaban a otro mundo.

-No te preocupes, ya me voy, adiós- dijo Santiago con una sonrisa incómoda despidiéndose de los dos

-Oye, el estaba realmente hablando contigo, a solas?- pregunto confundido Sebastián

-Si? Porque te sorprende? No es como que fuéramos de dos mundos diferentes sabes?- dije.

-Eso ya lo se, me refiero a que ese grupito no habla con gente más que entre ellos mismos, por eso se me hizo extraño-

-Santiago no es como todos ellos- dije mientras tomaba mi mochila y salía del salón con Sebastián siguiéndome a un lado.

-Claro que es como todos ellos, no lo ves? O que? Te gusta?- me dijo riendo.

-Ya cállate mejor Sebastián- le di un empujón con mi cadera haciendo que casi se estrellara con la pared.

-No me retes a empujarte, por que sabes que tengo más cadera que tu y te puedo mandar volando hasta el otro lado de la calle- dijo mientras reía.

El break entre las clases fluyó muy bien, como siempre, al igual que la otra mitad de clases, la verdad es que estaba disfrutando mi momento aquí en la preparatoria y ahí es cuando me puse a pensar que solo me quedaba un semestre, después me iría a la universidad.

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