-ACTO PRIMERO-

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_ACTO PRIMERO: A Whore in Court_
(Una P*ta en la Corte)

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Sus pechos se movían agitadamente trás cada embestida dada por el primer vástago varón del Rey Viserys I Targaryen y la consorte Reina Alicent Hightower.

La pelirroja agarraba con dolor una de las almohadas de los aposentos del futuro rey usurpador Aegon II Targaryen, aferrándose a ella para mitigar el dolor que predominaba sobre el placer en su zona íntima.

El muchacho siguió en su empeño de complacerse a si mismo.

Buscando su propio placer por encima del de su amante como siempre había hecho.

Un gemido ronco fue arrancado de la boca del Targaryen al llegar a su climax mucho antes que la joven, sacando su longitud sin un mínimo de cuidado de la, ahora, chorreante e irritada parte íntima de la pelirroja.

Adaria soltó débilmente la almohada a la que se había aferrado anteriormente con tanto esfuerzo. Paso sus manos por su cara bañada en sudor, apartando sus cabellos rizados rojizos de esta.

Como pudo se levantó de su antigua posición boca abajo, consiguiendo ponerse de rodillas sobre la cama del príncipe aún con el dolor y ardor de su intimidad presente.

Aegon II observó a “su favorita” desde una posición bastante cómoda, recostado sobre su colchón con su espalda sobre el cabecero de la cama. Examinando sin pudor alguno el bronceado, denudo y lleno de marcas ( la mayoría producidas por el mismo tras cada encuentro sexual) cuerpo de la joven.

Aunque cansado, Aegon poseía un gran y depravado apetito sexual.

Adaria lo sabía bien.

Así que gateando como pudo por la cama del príncipe se acercó a este, esperando la siguiente orden que le diera para complacerlo.

Esa era una de las cosas que Aegon amaba de la niña prostituta, que a pesar de su mal estado tras el acto, siempre volvía a él para complacerlo nuevamente. No se quejaría de ello, eso era seguro, es más le divertía la idea de que hubiera alguien tan estupida como ella para volver a la zona de peligro, aunque claro está fuera pagando.

El principito abrió ligeramente sus piernas mostrando su hombría de nuevo ante la chiquilla, y con un gesto de manos hizo que Adaria se acercará más a el.

Ya sabes que hacer... —dijo mientras señalaba su verga, la cuál comenzaba a despertar de nuevo poco a poco—Abre esa boca para mi ... —sonrió— Mi preciosa “Roja”

Adaria obedeció sin remordimientos a la orden del príncipe Targaryen.

Serían las seis o siete de la mañana, pues aún el sol no aparecía en el horizonte, cuando Aegon la había arrastrado del burdel hasta la Fortaleza Roja por los pasadizos secretos hasta sus aposentos para según el “empezar un buen día”.

Adaria ya estaba acostumbrada desde hace más de siete años a los caprichos del futuro usurpador.

Siete años.

Siete años, como los siete dioses de la Fé a los que rezaba la madre del príncipe diariamente, eran los que separaban a Aegon II (de 21 años de edad) de los de Adaria “La roja” (de 14 años)

_THE WANDERING HARLOT_///House of  the DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora