Prólogo

494 11 11
                                    

Paula, Roma.

[2012]

-Lean...- Le susurré al oído.

Él no respondió. Solamente se movió y me atrajo con su brazo hacia él. Aproveché la oportunidad para apoyar mi cabeza sobre su pecho.

-Lean, tenés que ir a entrenar...- Dije sonriendo.

Él finalmente me miró, sus ojos cada vez me dejaban más y más enamorada de él.

-Pau, falta una hora todavía...- Sonríe y baja sus manos a mis muslos- Voy a entrenar a las 6:00 y son las 5:00...- Agarra mis muslos y me sube sobre él.

Estaba sentada en su abdomen, mirándolo sin creer lo que tenía en frente. Me sentía la más afortunada por tenerlo conmigo... Aunque no sea lo correcto.

-¿Vos me estás cargando Lean?- Sonrió y le doy un pico- Mirá, vos tardas treinta minutos en bañarte, diez en cambiarte y terminas llegando tarde porque te olvidaste algo que terminas teniendo en tu bolso...- Él se ríe- ¿Que es tan gracioso?- Sonrió mirándolo.

Me tiene muy mal. Su risa me vuelve tonta. No debería ser así, porque lo nuestro nunca va a llegar a pasar de “Encuentros para sacarse el estrés y olvidarse de que tiene novia por un momento” y voy a seguir siendo la chica a la que llama cuando se siente solo, tiene ganas de coger o no tuvo relaciones con su novia en un tiempo.

El me besa, sacándome de mis pensamientos. Yo sigo el beso con gusto mientras apoyo mis manos en su pecho. Él sube sus manos hasta llegar a mi orto.

-¿Sabés que me da gracia?- Pregunta y yo niego sonriéndole- Que aunque tenga novia... Vos me gustas mucho más que ella y la paso mucho mejor con vos...- Yo sonrío, si estaba enamorada antes ni hablemos ahora- Pero igualmente nunca te mostraría ante las cámaras... Imaginate lo que sería, Leandro Paredes, jugador de la Roma, saliendo con una periodista cuya carrera recién está empezando y probablemente no tenga futuro...- Él se ríe.

No me dió risa su chiste. Para nada. Él sabía todo lo que estaba batallando para llegar a dónde quería, que ese había sido mi sueño desde los trece y que tuve que dejar todo atrás para poder lograrlo. No debía rebajarme de esa forma, no podía hacerlo. No iba a permitirlo.

-No es gracioso, Leandro...- Dije seria levantándome de su abdomen.

Él me miró confundido.

-¿Sabés que es verdad lo que digo, no?- Pregunta cruzando sus brazos por atrás de su cabeza- No tenés el financiamiento económico, coger conmigo y la plata que doy no te va a servir para toda la vida... Nadie te llamó para ninguna entrevista y es casi imposible que logres triunfar de esa manera...

-¡BASTA LEANDRO!- Exclamé y él dió un salto - ¡YA SÉ QUE NO SIRVO PARA LO QUE HAGO Y QUE DEBERÍA DEDICARME A CUALQUIER OTRA COSA!- Dije con mis ojos llenos de lágrimas y mi voz completamente rota.

No quería llorar frente a él, pero estaba siendo muy hiriente.

-No lo decía para que te ofendas Pau...- Dijo levantándose de la cama del hotel y acercándose a mí.

-Ya está Leandro, no pasa nada...- Dije agarrando mi ropa para cambiarme.

-¿Entonces por qué estás agarrando tus cosas?

-Porque me voy.

-¿A dónde?

-No sé...- Respondí a secas- Todavía no lo sé...- Murmuro poniéndome los jeans y buscando mi corpiño en algún lugar de la habitación.

-¿Querés que te lleve a “Todavia no lo sé”?- Preguntó sonriendo y haciendo las comillas con sus manos.

Pelotudo.

-No, gracias...- Respondí poniéndome la parte superior de la ropa interior y abrochando los botones de la camisa blanca que había traído puesta.

-¿Segura?- Volvió a preguntar abrazándome por detrás y repartiendo besos por mi cuello.

-Chau, Leandro...- Le doy un beso en el cachete y me voy.

Él no duda en agarrarme de la mano y atraerme nuevamente hacia su lugar con una sonrisa pícara.

-¿No me vas a saludar bien?- Yo ruedo los ojos y vuelvo a alejarme.

El suspira y me besa. Sin resistirse a todas las ganas que tiene a la mañana. Yo siendo la mujer más estúpida del universo sigo su beso.

Así terminamos, en menos de diez minutos, teniendo un lindo encuentro mañanero que consistió en Leandro haciéndome llegar con múltiples partes de su cuerpo, en la pared, la cama, la ducha y finalmente terminando como siempre.

Él dejándome en mi casa y yo viéndolo irse a entrenar. Soy una idiota.

Se que él no quiere nada conmigo, pero aún así me convenzo de que puede pasar algo entre nosotros que cambie todo. Algo que despierte algún sentimiento oculto dentro de él.

Mi teléfono suena. Abro el mensaje y es Leandro.

[Ojitos lindoss ❤️

[Hola Pau, ya sé que te acabo de dejar en tu casa... Pero me acaba de llegar una noticia que te juro no me esperaba.

¿Qué estaba pasando? Me pregunté.

[Hola Lea
Que pasó?

[No nos vamos a poder ver más, Paula.

[¿Por qué?

[Te amo Paula
Lo sabés
Pero ahora no puedo darte ese amor que prometí... Te juro que en algún momento se va a dar el momento para estar juntos y decirte todo lo que siento por vos. Pero hoy no es el día...

[Leandro me estás asustando
Que te pasó?
Por qué me decís esto de la nada?]

[Camila está embarazada.

[Ah

[¿Ah?¿No me querés decir nada más?

[Te quiero decir muchas cosas Leandro
Principalmente que sos un mentiroso, porque me prometiste que íbamos a poder salir en público dentro de poco tiempo y ahora me venís con esto.

[¿Pensabas que yo sabía de todo esto?

[No importa
No nos podemos ver más
Ya me quedó muy claro

[Bueno. Chau

Ese fue el último mensaje antes de bloquearme. Algún día iba a triunfar, pero sería sin su ayuda y sin la ayuda de nadie. No más Leandro. No más dependencia.


Piel |Leandro Paredes|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora