Capitulo 9

178 5 0
                                    

Paula


-¿Cómo se sintió meter el primer gol en tu selección?- Le pregunté a Enzo ni bien volvieron todos al hotel.

Hoy había sido el partido contra México, fue hermoso verlo llegar con esa sonrisa.

-Todavía sigo procesandolo... Ahora voy con Valu que me dijo que me va a esperar en la haitación con Oli...- Asentí y nos despedimos después de volver a felicitarlo y joderlo un toque más.

Saludé a todos y los felicité por el gran partido que habían jugado. Diciéndoles que no todo se había perdido con el partido contra Arabia, pero en especial quería saludarlo a Leandro, aunque no lo encontraba. Lo busqué, le pregunté a Paulo si lo vió, a Lisandro y ninguno tenía idea de dónde estaba.

Después de dos horas de búsqueda ya se estaban haciendo las 2:00 AM, así que me rendí y me metí al ascensor. Al llegar a mi habitación me encontré con un Leandro dormido y con una rosa roja en la mano.

Puedo jurar que si morir de ternura se siente como algo debería ser así.

Con cuidado me acerqué dónde estaba.

-Lean...- Lo moví un poco, el se removió en su lugar pero no sé despertó- Che, ojitos, ya llegué...- Al escuchar su apodo, los ojos de Leandro lentamente se abrieron.

Me miró, al principio sin entender dónde estaba y que hacía yo ahí. Después cayó en la situación y se levantó rápidamente.

-Perdón, me quedé re dormido... Tardaste mucho en venir...- Sonrió frotándose los ojos.

-Veo que te dormiste, yo tardé porque te estaba buscando abajo, pensé qué estabas ahí con el resto del plantel...- Lean negó con la cabeza.

-Te quería dar una sorpresa, la idea era que no me encuentres dormido, pero se hace lo que se puede...- Se acerca a mi y me ofrece la rosa- Primero, te quiero dar esto...- Sonreí al agarrar la flor con mi mano, el ojiazul la rodeó suavemente- Y segundo... Te quería dar esto...- Con esa misma mano, me acercó a él y plantó un beso en mis labios.

Fue un beso cálido, suave, demostrando amor. Rápidamente le seguí el beso sonriendo, hay veces que es imposible enojarse con este hombre.

-¿A qué viene todo esto?- Lo miré cuando nos separamos.

-¿Viste que todos hicieron una promesa si ganamos?- Asentí- Bueno, mi promesa quiero que sea volver a ser novios... Pero esta vez oficialmente, sin escondernos y sin apuro...- Lo miré atónita por unos minutos, ¿Lo decía en serio?

-Lean... Creo que es muy apresurado...- Murmuré.

-Yo sé que sentís algo por mi, yo también siento algo por vos Pau... Por eso quiero que me des la oportunidad, viste que seguimos teniendo química, solamente tengo que conquistarte...- Habló serio mirándome fijamente a los ojos.

-Bueno... Esa será la promesa...- Sonreí.

Al escuchar mis palabras Lean volvió a besarme, extrañé sus besos. Decidí poner mis manos arriba de su cuello y tocar su pelo, con cuidado de no pincharlo con las espinas de la rosa. Él tomó eso como una señal para agarrarme de la cintura y atraerme hacia su cuerpo.

El beso poco a poco subió la intensidad, aprovechó el momento para meter su lengua en mi boca y así empezar a dominar de a poco el beso. Nuestras respiraciones ya estaban agitadas.

Decido dar el primer paso y abrir la puerta, ninguno de los dos perdió el tiempo y entramos juntos a la pieza. Yo dejé la rosa en la mesita, mientras Leandro repartía besos en mi espalda, jugando con el borde de mi remera.

-Che, ¿Querés jugar al truco?- Pregunté haciéndome la boluda.

El gruñó y me agarró de la cintura y me pegó hacia su cuerpo, sintiendo todo lo que tenía contra mi culo.

-¿Te parece que estoy para jugar al truco, Paula?- Me preguntó en el oído, haciendo que se me erice la piel por cómo su tono de voz se había vuelto cada vez más grave.

Al no recibir respuesta, Leandro bajó su mano hacia el short de Jean que llevaba puesto y abrió el cierre dejándolo caer al piso. Quedé en ropa interior y sentí como sus manos se apresuraban a recorrer cada parte de mis piernas.

Empezó con mis muslos, los apretó y luego bajó hacia mi intimidad. Solté un jadeo.

-Lean...- Susurré agitada.

-¿Mhm?- Murmuró brevemente mientras comenzaba a tocarme por encima de la tela de la tanga.

Tiré mi cabeza hacia atrás por la sensación, apoyándola en su hombro. A este punto estaba muy húmeda y su respiración en mi oído no ayudaba mucho.

-¿Que querés Paula? Decime ahora...- Habló moviendo la tela para un costado y pasando sus dedos por mis pliegues.

Solté un jadeo más fuerte y mi respiración ya estaba hecha un desastre.

-Por favor...- Gemí al sentir un dedo jugando con mi clítoris mientras otro se introducía en mí.

-¿Por favor qué?- Preguntó sonriendo y nunca tuve tantas ganas de pegarle a un ser humano.

-¿Sabés que? Nada, dejá...- Intenté alejarlo enojada, ya tenía calentura por sus toques y porque estaba siendo un egocéntrico de mierda. Aunque admito que eso nunca fue una molestia al momento de tener relaciones sexuales.

Él se rió y me dió vuelta, dejándome acorralada contra la mesa.

-Como me encanta cuánto te pones así...- Sonrió contra mis labios.

-¿Así cómo?- Pregunté, mirándolo a los ojos.

-Así enojada y con ganas de que te rompa toda...- Un escalofrío pasó por todo mi cuerpo hasta llegar a mi zona íntima.

Este hombre me iba a matar.

-¿Que vas a hacer al respecto entonces?

-Te voy a romper toda...























Hola, como andan?

Hola, como andan?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Piel |Leandro Paredes|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora