capitulo 39

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2 de enero, 2024.
New York.
Mansion Bernocchi.

- Antonio, tenemos un problema. - Mi esposo se detiene y se voltea hacia su hermana a la que le tiembla las manos.

- Papi. - Mi hija le pide atención y la vuelve a ver.

- Esperame en mi oficina. - Se va y el sigue armándole la casa de muñecas a su hija, es muy grande y recuerdo haber tenido una pero mucho más pequeña.

- Mi amor, si quieres yo termino. - Niega y sigue en lo de el.

- El lobo le va a destrozar el peluche a Regina. - levanto la vista y me levanto con rapidez tomándolo.

- ¿Como hago para que deje de morder cosas? - Sonríe y no tiene que responder. - No lo voy a matar.

- Dame eso, por favor. - Mi hija le pasa una viga de plástico rosa a su padre que termina el segundo piso, me mira y toma otras piezas para seguir con su super construcción. - Sácalo, no es un animal doméstico así que sus instintos lo van a domar.

- ¿No se puede entrenar? - Asiente.

- ¿Que crees que le hice a tus perros?, pasame esos dos, por favor. - Recalca la palabra por favor y sonrío tomando asiento.

- Toma papi.

- Gracias hija. - Mi hija me ve y le sonrío para disimular el desdén de su padre.

- A Milo no lo veo mordiendo a alguien. - Bufa.

- A ese lo voy a matar igual que la gata, es perezoso y no ataca al menos que no lo ataquen, su función es ser adorable. - suelto las risas y no veo fallas en su lógica.

- ¿Que será de ti?, mi pequeño Thor. - Le doy un beso en su nariz haciendo que aulle y Antonio lo regañe.

Minutos después termina y se levanta viendo lo que hizo en 15 minutos.

- ¿No hay un beso para papi? - Mi hija chilla emocionada y el la levanta.

- ¡Gracias! - Le.llena la cara de besos y verlos a los dos hace que mi corazón se caliente. - Voy a jugar, ¿Te quedas?

- No, soy un hombre para jugar con muñecas Regina. - Mi hija baja la cara y el le da un beso en la frente. - Tengo que ver que quiere tu tía y después venimos.

- ¿Los dos van a jugar conmigo? - Me acerco y le hago cosquillas haciendo que se réfugie en Antonio.

- Así es cariño.

- Los voy a esperar. - la baja y ella gatea hacia la casa.

Antonio me mira y camino tras el. Me toma el animal de los brazos y le acaricia el pelaje, llegamos a la puerta principal y lo tira, cierra y cuando trato de buscarlo me estralla contra ella.

- Es de la nieve y de afuera, deja que conecte con su naturaleza.

- Pero..

- Estás pasada de consentidora, con los niños, conmigo y ahora con el lobo ese. - Ruedo los ojos. - Se necesita mano dura.

- Para eso estás tú. - Paso mis brazos por sus costados y me ve mal desde arriba.

Fingida Estabilidad. [Libro 2 > Saga Bernocchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora