Capítulo 10

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Agata

—Henos aquí.

Cómo lo prometió, el lugar de Lennox se encontraba a solo dos calles. El edificio de dos plantas con fachada minimalista, deslumbraba con luces neón que se colaron por los ventanales, grandes palmeras se alzaban en el jardín delantero, luciendo majestuosas, lo que me hizo recordar por un momento la mansión de tío Lucius en Nueva Orleans, a la cual había ido solo un par de veces durante el verano.

Al mirar hacia la azotea supe que la fiesta no se limitó a una sola parte de la casa sino que se expandía por todo el sitio. La música resonaba con tal fuerza que provocó que los cristales de los ventanales vibraran. Algunos de nuestros compañeros entraron y salieron, pude ver bastantes rostros familiares, aunque los desconocidos se detenían al verme al lado de Ian, seguramente, pensando en que tuviéramos algo.  

Me percaté de que más de alguno llevaba consigo latas de cerveza, otros más se pusieron a fumar fuera de la casa, mientras que un grupo de chicas parecía estar bebiendo algo más fuerte que una simple cerveza.

Miré hacia Ian, que me tomó de la mano y me propinó un ligero apretón.

—Nadie te hará daño, estás conmigo —me aseguró, ofreciéndome una sonrisa cálida a la cual correspondí con un asentimiento.

—Aunque más de uno pensará mal.

—¿Te importa? —preguntó levantando una de sus cejas, yo negué con la cabeza, realmente no me importaba lo que pensaran de mí, más bien, temía que a él le incomodara el hecho de verse involucrado conmigo—. Además, quizás esto le sirva de lección a Norris para no meterse contigo.

—¿Cómo así?

—Ya lo verás. —Dio un guiño y una sonrisa traviesa se asomó en sus labios.

—¿Crees que esté aquí?

—Es posible, pero de no estarlo, puedo apostar otra semana de citas a que todos nuestros compañeros se encargarán de hacerle llegar el rumor de que vinimos juntos a la fiesta.  

Sonreí y luego me mordí el labio, era tentador eso de tener citas con él, aunque mi curiosidad no solo me pedía satisfacer mi necesidad de una relación, sino también, conocer todo lo que había detrás de Ian Summers.

Juntos caminamos hacia la puerta de la casa, al adentrarnos vimos grupos de chicos bailando y bebiendo, otros más recreando bailes extraños que ya había visto antes en internet, las parejitas abundaban, y una parte del salón principal pareció convertirse en una zona para bolsear.

—¡Hey, Summers! —gritó un tipo por encima del sonido de la música, nos giramos hacia él y su rostro se partió en dos con una sonrisa semejante a la del gato de Cheshire, mostrando una perlada y perfecta dentadura amplia. El tipo era rubio, bastante alto, quizás me sacaba una cabeza, debajo de unas espesas cejas rubias, había un par de ojos marrón oscuro y su cuerpo atlético me decía que era de esos chicos que se la llevaba en el gimnasio, lo había visto un par de veces, era Lennox James, el capitán del equipo de lucha del instituto—. ¿Quieres una cerveza? —le ofreció, levantando una lata.

—No, Lennox, vine a divertirme, no a volverme un imbécil —dijo Ian. Me percaté de la tensión en la línea de su mandíbula, tenía que investigar la razón de su aversión al alcohol, aunque para mí era grandioso que no le gustaran ese tipo de bebidas.

—Cómo digas, hombre. Oye, ¿esta no es la chica de Norris? —preguntó el rubio señalándome. Fruncí el ceño, la idea de que Tyler hubiese dicho semejante mentira me hacía rabiar, seguramente, todo habría sido a consecuencia de que antes de la competencia me pidió salir con él y yo me negué a hacerlo. «Es un maldito cabrón que merece una patada en las bolas».

Agata: Un amor mágico (Muestra) Disponible en Físico en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora