Entré, no sin cierto nerviosismo, al aula de Anatomía y Proporciones. Habían pasado dos días desde que me habían castigado por mi falta, y aunque sabía que la señorita Diane era muy comprensiva, temía que marcara aquel incidente como una falta, lo cual podía afectar ligeramente mi nota final. La clase de Anatomía era bastante grande: a la derecha, una gran pared blanca cubierta de trabajos de años anteriores, a la izquierda, un ventanal enorme que dejaba ver las inmediaciones de la escuela, entre el escritorio de la profesora y los asientos de los alumnos, un pequeño estrado que se usaba tanto para dar lecciones como para exponer trabajos. Me acerqué tímidamente a la señorita Diane, que en ese instante ordenaba los exámenes de otro curso.
—Eeeh, disculpe señorita. Quería disculparme por no llegar a la clase pasada. Como la habrá informado la señorita Herrera, llegué tarde y...
—Oh, descuida Dafne. Llegas siempre puntual a mi clase. No te voy a poner ninguna falta por un pequeño desliz. —contestó ella, sonriente. Eso me tranquilizó lo suficiente como para volver a relajar mi postura, algo que no pasó desapercibido a la maestra. — Eso sí, no olvides preguntarles a tus compañeros de mesa por lo que dimos en la lección pasada, ya que te será muy útil para lo que trabajaremos hoy. Confío en que podrás ponerte al día.
Asentí y fui hacia mi sitio habitual en primera fila, sentada entre los gemelos, Puppet y Mai. Esta última me saludó enérgicamente y empezó a contarme sus últimos descubrimientos en el campus: confesó estar a nada de saber dónde estaba el almacén donde los profesores guardaban trabajos y exámenes de años anteriores. Yo reí ante sus ocurrencias, y una vez terminó, le pregunté a su hermano si me podía explicar que habían dado en la lección anterior. Puppet me dedicó una de sus sonrisas suficientes:
—Nada que se te complique, y menos ahora. Dimos las proporciones ideales para los artistas del Renacimiento. —mientras decía esto, rebuscaba en su mochila, y al terminar, me tendió una fotocopia del Hombre de Vitruvio, de Leonardo Da Vinci. No pude ocultar mi emoción al tenerlo en mis manos, pues cada fin de semana debía explicar sus características a un grupo de turistas curiosos. Era una obra fascinante, con una historia curiosa: cómo Leonardo Da Vinci logró alcanzar la simetría perfecta del hombre a través de la asimetría de las figuras que lo encapsulan, un cuadrado y un círculo, que no comparten el mismo centro. Por mucho tiempo, aquel modelo trazado por Da Vinci fue el molde para las proporciones masculinas. Puppet sonrió aún más ampliamente, como si fuera capaz de leer mis pensamientos.
—¡Ay, hermano! Te estás dejando lo mejor. Al final de la lección, la señorita Diane nos prometió un proyecto "nunca visto" en los años que lleva impartiéndonos la asignatura. Me muero por saber lo que haremos hoy. ¡Imagínate, traer a Da Vinci a la vida! Figurativa y literalmente. —añadió Mai, con sus clásicas miradas perdidas.
Justo entonces, la señorita Diane fue hacia el estrado, y se colocó sobre este.
—Bueno, estoy dispuesta a apostar a que muchos de ustedes se mueren por saber qué haremos en la clase de hoy. He de ser honesta: anuncié el proyecto sorpresa sin nada en mente, y cuando fue hora de llevarlo a cabo, me llevé un chasco al darme cuenta de que sería más difícil de lo que pensaba. Por suerte, gracias a un voluntario que se presentó a última hora, podremos trabajar esta nueva unidad. —anunció, dando vueltas de lado a lado del pequeño escenario —Para este trabajo, quiero que todos ustedes se pongan en la piel de otro gran artista del Renacimiento: Miguel Ángel. En aquella época, a la hora de esculpir o dibujar, los artistas no contaban con los mismos recursos que nosotros, y debían guiarse de modelos humanos que les sirvieran de referencia. —Para este punto, la profesora comenzó a dejar sobre nuestras mesas una copia impresa, a cuerpo entero, del David. —Creo que ya sabrán por dónde van los tiros. Hoy tendremos un modelo en clase.
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RENAISSANCE • fred • fnafhs
RomanceEl museo local ha seleccionado El Renacimiento como tema a exponer por unos meses. Dafne se resguarda en su lienzo, con una paleta de colores grises, oscuros, prácticos, y retoza bajo el sol apagado, que fluye en el óleo. Lo que ella no sabe es que...