Capítulo 4

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SeHun se había quedado un rato acostado, sintiendo las punzadas en el golpe en su cabeza pero agradecido de que su mayor lo hubiera curado y ya no hubiera sangre. Odiaba la sangre. El pelinegro adjudicaba más su desmayo al haber visto ese líquido carmesí que al portazo—aunque probablemente el portazo también tuvo que ver—; SeHun siempre había tenido problemas con esa puerta, era la única puerta que abría en dirección hacia el pasillo a contrario de las demás que abrían hacia la habitación. Le sacaba de quicio, había intentado arreglarla hace tiempo pero por algo era paisajista y no... ¿carpintero? ¿Cerrajero? Carpintero, cerrajero, carpintero, cerrajero, carpin—.

Su línea de pensamientos se vio interrumpida cuando la puerta de su habitación abrió, dejando ver a un LuHan serio y con una bandeja en su manos; en la bandeja se encontraba un plato con el bibimbap que había hecho antes y un poco de kimchi al igual que un vaso de agua y sus palillos.

No son los palillos que siempre uso. SeHun apretó los puños y contó hasta nueve. El pelinegro estaba controlándose a sí mismo lo mejor posible para no abrir su bocota con sus peticiones innecesarias y hacer sentir mal a su mayor, que a leguas se notaba que aun seguía un poco molesto por la broma de antes.

—Aquí está. Cena bien.

Fue lo único que dijo y se fue de nuevo, dando otro portazo impidiendo que pudiera escuchar el "gracias, hyung" que había dicho SeHun.

. . .

Al día siguiente, sentía que la cabeza estaba a punto de reventarle. Se levantó y fue al baño, al momento de mirarse al espejo casi se espanta: la venda cubriendo toda su frente y sujetando una gasa debajo, su ojo derecho inflamado y con un hematoma tremendo y violáceo. Soltó un suspiro, retirándose de a poco el vendaje que LuHan le había realizado anoche dejando ver manchas secas de sangre y una pequeña herida suturada con tres puntadas. Pero eso no era lo que más sorprendía a SeHun, lo que lo sorprendía más era que parecía tener una pelota de béisbol debajo de la piel. Definitivamente LuHan tenía la mano pesada, pero agradecía aún más que su mayor decidiera hacer tres puntos y no dos.

Tomó su móvil y vio que eran las 7:15 am, de acuerdo podía hacer su llamada sin tener que despertar a su más reciente inquilino y estaba en el tiempo perfecto. Presionó uno de los pocos contactos que tenía y el tono de llamada se escuchó por un rato hasta que una voz conocida se escuchó al otro lado de la línea.

¿SeHunnie? ¿Está todo bien?

El pelinegro quiso reírse de sí mismo por lo predecible que era que hasta JunMyeon sabía que algo andaba mal; no obstante, era de esperarse. SeHun siempre llamaba a su mayor porque era el único doctor que soportaba que lo atendiera y además que existía una confianza entre ellos, incluso antes de su amistad con ChanYeol y de ese... suceso.

— ¿Podrías venir, por favor? Tuve un pequeño accidente —respondió, un poco apenado. Pero su mente rápidamente distrayéndose al darse cuenta que la palabra "accidente" tenía nueve letras.

En diez minutos llego.

Mientras JunMyeon llegaba, podría entretenerse haciendo algo para desayunar. Pensó en comer algo ligero como avena y manzanas, SeHun nunca era el tipo de tener demasiado apetito por las mañanas pero debido a su rutina, terminaba comiendo por costumbre aunque realmente no tuviera hambre. Su pelota de béisbol—así había decidido apodarle a su tremendo chichón—le daba punzadas de forma repentina al mover la cabeza y la herida le escocía cuando el cabello le rozaba. Pensó seriamente en cortarse el cabello en ese instante pero había una alta probabilidad de que terminaría trasquilándose y cometer una masacre estética. Suficiente tenía con que su cara fuera una triste víctima.

Fue interrumpido cuando estaba quitando la cáscara de su manzana por el sonido del timbre, sobresaltándose un poco y asomándose hacia afuera, mirando por las escaleras alarmado porque el sonido fuera a despertar a LuHan. Contó nueve segundos esperando el sonido de una puerta pero... nada. Suspiró en alivio al ver que no había señales de movimiento en la planta alta, todavía se sentía un poco mal por la broma de ayer y no quería echarle más leña al fuego empeorando el humor de LuHan al despertarlo tan temprano.  

Compulsivo y desordenado amor. ; HunHan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora