Dead Signal

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Mini Especial:  Kan Theerapanyakul


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—Eres un buen tipo, Pa. —Kan alzó la mirada ante aquella declaración.

—No, no lo soy. Pero yo puedo vivir con ese peso... —

"...con tal de que ustedes no sean los que lo lleven..."

—algo nos inventaremos cuando eso pase. ¿entonces es un si? —

Kan no parecía del todo convencido pero con un último suspiro resignado apretó el puente de su nariz. —Si te matan por estar jugando al detective voy a arrojar tus cenizas al estiércol de los cerdos en la granja que tenemos en Chiang Mai. ¿entendiste? —

—Got it! —


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Aquel sábado miraba el reloj fijamente, Vegas le había dado indicaciones de que comenzaron el operativo en aquel edificio y la idea seguía sin convencerlo del todo. Si algo salía mal todo se iría al carajo, con su hijo incluido. Aprovechó esa ansiedad de no poder dormir para terminar un papeleo, hablar con los forenses y policías conocidos para que estuvieran listos en caso de que llamaran demasiado la atención para cubrir aquello.

—¿puedo pasar? —Una hora y media después, Macao asomó su cara por la puerta de la oficina interrumpiendo, Kan asintió resoplando, cansado. —La tía Burma compró pastelitos de frutas, le he pedido que traiga algo de té, ¿no cenaste Pa? —Este no llevaba los pastelillos, en su lugar traía a una criatura, que se movía temeroso entre sus brazos.

—¿Qué bestia traes ahí, Macao? —preguntó poniéndose de pie dejando el escritorio y sentándose en el sillón frente a la mesita de descanso de su oficina. Ese lugar parecía mas su hogar que toda la mansión completa, aunque últimamente también pasaba más tiempo con Macao y algunas noches cuando Vegas se unía a ver películas. Volvía poco a poco a recordar lo agradable que eran las habitaciones de ese lugar.

—aaah, es el pequeño erizo de Hia, ayer lo noté un poco triste así que el día de hoy le di un tour por la casa para que se diera cuenta que el mundo es enorme y bonito. —Este le mostró al animalito y Kan hizo un gesto de desagrado pero aun así por reflejo lo tomó cuando Macao se lo extendió. —Tan lindo, ¡tu abuelo si te quiere P'Ncushion! —bromeó haciendo que Kan rodara los ojos.

—Si esto sigue probablemente esto será lo más cercano a un nieto... la segunda familia, luchando hasta la muerte por librarse de acuerdos tradicionales para que toda su herencia la disponga una rata con espinas. —Los primeros días que Vegas se había ido a Londres recordaba que Macao pasaba mucho tiempo jugando con esa criatura, alimentándola y en más de una ocasión estaba seguro que le vio llorar ahí. Aunque en otro momento le diría que se dejara de estupideces y se pusiera a hacer cosas de provecho, había hecho una maldita promesa:

"Mira, no voy a discutir tus métodos de crianza en los últimos dieciocho años. ¿Solo puedes agregar no solo cuidarlo y ya? ¿Puedes también cuidar su corazón?"

Y lo que fue hacer las cosas para cumplir con su palabra, pronto se convirtió en salidas juntos al cine, a comer, a escucharlo hablar de mil cosas, inclusive una vez soportar ver a Macao bañar a esa criatura espinosa que llevaba ahora entre sus manos y que aprendió a la larga a cómo sostener para no tener solo una bola de espinas temerosa.

—¡Hey! Yo quiero hijos, ¡voy a adoptar unos cuantos! —¿Adoptar? Kan ladeó la cabeza con el ceño fruncido.

—¿Qué tal casarte con una guapa mujer y tenerlos tú? —

My Second ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora