Childe lo quiere.

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La calidez que desprendía el cuerpo contrario lo hace sentir sobre una esponjosa neblina, al punto en donde no presta atención al televisor que se supone que está viendo. Le es imposible cuando los dedos de su amante trazan figuras aleatorias sobre su hombro, turnándose a veces con pasar por sus hebras de cabello naranja. Peor aun cuando, en ocasiones, se inclina para besar el costado de su cabeza.

Tiene su cabeza sobre su pecho, escuchando la dulce melodía de su corazón latiendo contra su oído, a un ritmo pausado, como si le susurrara palabras de amor. A este ritmo piensa que se quedará dormido, lo cual no es una opción pues tiene otros planes para este día.

Childe se aleja un poco de su pareja, sorprendiéndolo por la repentina lejanía. Antes de que Zhongli pueda cuestionar sus acciones, el menor se recuesta sobre el sofá, reposando su cabeza sobre el regazo del otro, con la mirada hacia el televisor mientras mantiene un mohín apenas visible en sus labios.

Zhongli sonríe con cariño y decide no decirle nada, retoma sus caricias en la nueva posición, admirando desde su lugar las hermosas facciones de las que Childe es poseedor, trazando con suavidad las constelaciones que forman sus pecas.

Childe trata de ignorar los fuertes latidos de su corazón ante las acciones cargas de amor que Zhongli realiza con tanto cuidado, quiere concentrar su atención en la película para hacerle creer al otro que realmente le interesa verla, pero es difícil cuando, parece que Zhongli tiene algo mejor en que entretenerse.

Puede ser una simple suposición y en realidad está viendo el televisor igual. La curiosidad puede con Childe y le hace dirigir su cabeza en dirección del rostro del otro, para su sorpresa, es sorprendido por un par de ojos dorados que le miran con adoración, provocándole un leve rubor.

—Hey, no estás viendo la película —se queja Childe con una nerviosa sonrisa, provocando que la sonrisa de Zhongli se amplie—. Si no te interesa verla, podemos quitarla.

—No es que no me interese, pero me es inevitable cuando admirarte es más placentero para mí —respondió Zhongli con su típica voz profunda, tan sincero e imperturbable ante lo vergonzoso que pueden ser sus palabras—. La protagonista es muy interesante y hermosa, pero si hablamos de belleza, ninguna se compara con la tuya Ajax, es un fuerte distractor para mí.

Childe se queja por lo que ha dicho, rápidamente sus manos vuelan al cojín que se encuentra a un costado y golpea la cara de Zhongli sin fuerza, haciéndole reír a carcajadas. Zhongli adora avergonzar y poner nervioso a su amante, hace relativamente poco descubrió que este chico que desbordaba de una increíble confianza, que no titubea ante un desafío y desborda orgullo, podía desmoronarse fácilmente por unas cuantas palabras cursis.

Zhongli le quita el cojín que Childe mantiene presionado contra su cara, maniobra su mano para sostener la muñeca del otro, la toma con cuidado y la dirige a la altura de su rostro, depositando un cálido beso en la piel de su dorso.

El menor titubea ante sus acciones, con un resoplido decide mirar nuevamente en dirección al televisor, entregándole esta victoria al otro.

A pesar de la vergüenza, Ajax no puede ocultar la temblorosa sonrisa de su rostro por la felicidad que siente de tener a este hombre con él.

Le es inevitable hacer un breve recordatorio de como había terminado en este momento.

Childe y Zhongli habían estado saliendo aproximadamente ocho meses, donde habían superado situaciones que por poco habían terminado con su relación y, en este punto, agradece que las cosas hubieran salido para bien, de lo contrario, quizá hoy en día seguiría deprimido por haber perdido la oportunidad de estar con el hombre más atractivo que había visto en su joven vida.

Sé paciente,  Ajax.「 Zhongchi 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora