♡ Nine ♡

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Cierto peli-castaño estaba terminando de limpiar la sala de su club. Todos lo habían dejado sólo, estaban cansados, pero no pensaron en que él también lo estaba. No renegó, pero tenía un ánimo de perros increíble.

Cerró la sala y se colgó el pequeño bolso del cuello, el cual resguardaba su preciada cámara de fotos. Tenía planeado irse a la habitación que compartía con Frank, encerrarse en su cuarto y dormir; pues también estaba de malas con Frank, él lo había dejado sólo junto con los demás.

—Bonito, ¿No vas a decirme tu nombre?

El peli-castaño paró en seco, no contaba con encontrarse a Bright en los casilleros. Este lo miró, guardó su móvil, y se le acercó con una sonrisa. Si su ánimo antes estaba de perros, ahora estaba de perros rabiosos.

—No —Espetó con el ceño fruncido— Ahora déjame pasar.

—Uy. El niño está de malas —Sonrió y tomó el mentón del peli-castaño— Mira, cariño. Sé que no me lo vas a dejar fácil, pero eso no significa que me vaya a rendir —El más alto se soltó un tanto brusco— Dame al menos la oportunidad de invitarte algo, lo que quieras.

—Uh, veamos.. te invito a que te vayas a la mierda —Escupió sus palabras y luego siguió caminando.

Por alguna razón, esas palabras le habían dolido a Bright. Muchas veces le hablaban así o incluso peor y no decía nada. La diferencia era que, esta vez, el que lo dijo fue ese bonito peli-castaño. Pero Vachirawit no iba a demostrar eso, era Bright Vachirawit y no se iba a dejar rebajar de esa manera. Si el menor quería discutir, él le iba a dar una discusión.

—Estoy intentando ser amable —No se animó a insultarle. El chico paró y lo miró— ¿Hace falta que me hables así? —Se acercó al contrario con los brazos cruzados y ninguna mueca de felicidad en su rostro— Un no habría bastado —Pasó por su lado.

bright entendía que a veces podía llegar a ser algo intenso e insistente, pero si el chico bonito realmente le decía que no y le pedía que se alejara, lo haría. No podía obligarlo a acceder.

—Bien —Suspiró— Lo siento, no estoy de humor, por si no te das cuenta.

—Déjame animarte —Bright se dio la vuelta.

El más alto quedó atónito, ¿Animarlo? ¿Bright Vachirawit? Eso no era posible. Pero en parte se sintió mal por haberlo tratado así, por lo que consideró la oferta del peli-negro.

—Muy bien —Volvió a suspirar, viendo como una sonrisa ladina escapaba de los labios contrarios— ¿A dónde vamos?

—Sólo sígueme —Comenzó a caminar hasta la salida con el chico de pelo castaño detrás.

Bright siempre le decía a Boun que tenía que hablar con Prem para mejorar las cosas, o directamente para empezar algo que creyeron ya empezado. Pero él no podía decir eso si estaba haciendo exactamente lo mismo con el chico bonito, la única diferencia entre ellos era que Boun sabía el nombre de su chico bonito y Bright no.

—¿Por qué me trajiste al lago?

—Vengo aquí cuando necesito liberarme del estrés —Se sentó en el pasto y palmeó a un lado suyo para que su acompañante se sentara— Y te noto estresado, así que te traje —Se encogió de hombros.

El peli-castaño se sentó silenciosamente a un lado de Bright. Admiró cada pequeño detalle del lugar, el gran lago de agua cristalina, junto a los patos que estaban en él; el verde y sedoso pasto sobre el que estaban sentados; el silencio que se formaba siendo roto por los sonidos silvestres; el cielo azul, manchado con grandes nubes blancas; y a Bright, quien mantenía una sonrisa mientras miraba a dos pequeños patitos pelearse frente a él.

—Win Metawin —La mirada de Bright se conectó con la suya— Mi nombre es Win Metawin.


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