La oscura verdad

El peligro de ser perfecta

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Solía levantarme con el sol alumbrándome la cara. Un sol que me acompañaba a todos sitios. Recuerdo que a mi alrededor todo brillaba. Y que cada cosa que me pasaba era buena. Mis padres me apoyaban, mis amigos me querían y admiraban y tenía mucha, mucha suerte. Todo lo que pudiera desear estaba al alcance de mi mano. Pero, demasiado concentrada en ser perfecta, perdí todo lo que había conseguido.

Aquella fue la mañana más horrorosa de la historia. Lo recuerdo perfectamente. Nunca se me olvidará esa forma que tenía al escurrirse entre las paredes. Cómo se acercaba a mi con sigilo, para después provocar un grito mortal. Me es imposible olvidar la sensación que invadía mi cuerpo cuando su manto de oscuridad caía sobre mi cara y mi espalda. Sentía como si me ahogara poco a poco y no pudiera escapar de esas fuertes corrientes de agua.

Me encuentro en un enorme vacío, me alejo de todo y de todos y me hundo en la más negra oscuridad.

Me despierto. Y te escucho. Y tus palabras resuenan en mi oído. Y tu voz que me araña. Y tú, siempre tú, siempre sobre mí. Y sigues. Y haz esto. Y haz lo otro. Y quédate quieta.

Llego de nuevo a casa, ahí estás. Tú con tus ojos llenos de fuego. Con tus palabras cargadas de veneno.

Y te ignoro, pero no puedo. Me persigues, me rodeas, me atrapas. Siempre acechante, buscando destrozarme.

Estoy encerrada en una inmensa jaula, protegida por todos sus súbditos. Sombras de todos los tamaños que se alinean para taparme la luz, que me aíslan del mundo real. Y yo solo quiero salir. Quiero volver a la normalidad. Quiero los rayos de sol, quiero que me quieran, lo quiero todo y lo quiero ahora.

Empiezo a pensar un plan, conecto líneas. Busco en mi cabeza. Las uno con círculos y triángulos. Busco una pista, pero todo está borroso. Parece que hay una tormenta en mi cabeza. Todo son nubes negras. Gotas de agua cayendo bruscamente sobre mí. Rayos que me ciegan y me impiden ver más allá de mis narices. Truenos que me gritan, me juzgan y me aturden. Sé que es su culpa, pero no sé cómo derrotarlo.

Pasa el tiempo y todo sigue igual. Puede...puede que algo mejor, pero sigue siendo horrible. Ahora soy su esclava. Soy como un robot al cual han programado para realizar una única tarea. Un trozo de chatarra que nadie tiene en cuenta.

Nunca me deja tranquila, siempre está ahí. Me tortura, me enseña el otro lado, ése lleno de luz, mientras me clava su mirada llena de odio.

Cada vez estoy más cansada, tengo ganas de cerrar los ojos y después despertar y darme cuenta de que todo en realidad ha sido una horrible pesadilla.

No sé cuánto tiempo llevo aquí, pero sé que demasiado. Sé que ya no puedo sufrir más, así que decido empezar a escuchar. Primero a las sombras, que hablan entre ellas un idioma muy extraño, indescifrable. Aún así suenan tranquilas.

Después escucho a los del otro lado, escucho risas, escucho errores seguidos de suspiros de alivio. Escucho gritos de alegría. Escucho llantos acompañados de palabras de consuelo. Escucho tantas cosas…

Y lo comprendo todo. Y el panorama cambia por completo. Lentamente se va abriendo un agujero en medio de esa oscuridad, una fuente de luz, esperanza, optimismo. Un hueco lleno de comprensión y de paciencia. Aunque lo hace demasiado despacio, no me importa. Por primera vez en toda mi vida me da igual.

Mientras se abre aquella puerta me da tiempo a pensar sobre muchas cosas que nunca antes me he planteado. Hasta que al fin salgo.

Quizás no sea la chica perfecta. Ahora sé que no lo necesito para ser feliz.

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    *Aviso*
Está es tan solo la historia de esta historia. La dejo aquí porque para mí cada detalle es importante. Pero entiendo que a otras personas no les interesa. Así que podéis saltarla.
Muchas gracias por leer hasta aquí.
Me encantaría saber vuestra opinión.

...

Este primer relato surgió casi por casualidad.

Hace apenas tres meses se me ocurrió la idea de presentarme a uno de los mayores concursos de mi barrio.
Decidí cambiar mi estilo, en vez de utilizar mi optimismo iba a darle la vuelta a todo. Y mostrar la cara oculta de mi mente.

Además está historia la considero como uno de mis mayores logros, pese haber perdido.

Se creó entre opiniones y comentarios aparentemente sin ningún significado y bajo la presión del fin del tiempo.

Es solo un experimento, pero espero que os haya gustado.

Lo último, me gustaría nombrar a mi profesora de lengua. Y darle las gracias por darme la oportunidad.

Si tenéis alguna sugerencia, o alguna experiencia que queráis compartir estaré encantada de convertirla en una historia.

Muchas gracias de nuevo.