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En el tranquilo apartamento 512 en Seúl, Corea del Sur, Nishimura Riki, conocido como Ni-ki, se había mudado recientemente desde Japón. Era un chico amable y tímido, pero su guapo aspecto atraía la atención de muchas personas a su alrededor, incluyendo a Jia, una joven que vivía en uno de los apartamentos cercanos con sus padres.

Desde el primer día que Ni-ki se mudó, sus vecinos acudieron para darle la bienvenida, pero fue Jia quien sintió un cosquilleo en el estómago al verlo. Cada vez que lo veía en el pasillo o en el ascensor, su corazón latía con fuerza y las palabras se quedaban atrapadas en su garganta. Aunque sentía una gran atracción por él, era demasiado tímida para expresar sus sentimientos abiertamente.

Para romper el hielo, Jia comenzó a escribir cartas expresando sus sentimientos hacia Ni-ki. Escribió montones de cartas, pero nunca encontró el coraje para entregárselas. Cada día, se convirtió en una batalla interna entre su deseo de hablar con él y el miedo a ser rechazada. Sin embargo, su corazón no dejaba de anhelar la posibilidad de estar cerca de él.

Un día, impulsada por la determinación y el deseo de finalmente declarar su amor, Jia tomó una profunda inspiración y se dirigió hacia la puerta del apartamento de Ni-ki. Con el corazón latiendo fuertemente en el pecho, tocó la puerta con suavidad. La puerta se abrió, pero no fue Ni-ki quien apareció frente a ella, sino una chica desconocida.

"¿Buscas a mi hermano?", preguntó la chica con curiosidad. Jia sintió un nudo en la garganta y respondió con voz temblorosa, "Sí, quería hablar con él".

La chica sonrió amablemente y le explicó que Ni-ki no estaba en casa en ese momento. Jia asintió con tristeza y agradeció la información. Sintió que su corazón se rompía un poco más, pensando que tal vez había perdido su oportunidad.

A partir de ese día, Jia siguió pensando en Ni-ki constantemente. Observaba su apartamento desde lejos, esperando que algún día pudiera encontrarlo y finalmente hablar con él. Sin embargo, el miedo seguía siendo una barrera que le impedía dar el siguiente paso.

Un día, mientras caminaba por el pasillo del edificio, Jia escuchó a Ni-ki tocando una guitarra en su apartamento. La música llenaba el pasillo y Jia se detuvo a escuchar cautivada. Sin darse cuenta, sus pies la llevaron hacia la puerta de Ni-ki, y antes de que pudiera retroceder, tocó la puerta tímidamente.

Esta vez, fue Ni-ki quien abrió la puerta. Sus ojos se encontraron y Jia pudo ver un brillo de reconocimiento en los ojos del chico japonés. "Hola", saludó Ni-ki con una sonrisa amistosa.

"Um... hola", respondió Jia nerviosamente, "Escuché tu música y sonaba muy bien".

Ni-ki pareció sorprendido, pero agradecido. "¡Gracias! ¿Te gustaría entrar y escuchar más?"

Con el corazón latiendo con fuerza, Jia aceptó la invitación. Pasaron horas conversando, compartiendo intereses y risas. Descubrieron que tenían mucho en común, y el tiempo pareció volar.

A medida que pasaron más tiempo juntos, Jia y Ni-ki se acercaron cada vez más. Finalmente, Jia encontró el valor para expresar sus sentimientos y le habló sobre las cartas que había escrito. Ni-ki sonrió y confesó que también había sentido una conexión especial desde que la vio por primera vez.

A partir de ese momento, su amistad se transformó en algo más. Jia y Ni-ki comenzaron a salir juntos y se apoyaban mutuamente en sus sueños y metas. Su amor floreció en el tranquilo apartamento 512, y cada día se volvió más especial que el anterior.

El chico del apartamento 512 - Selena Quintanilla

La historia demostró que, a veces, el amor puede encontrarte cuando menos lo esperas. La timidez inicial y los miedos pueden ser superados, y en su caso, se convirtieron en una hermosa relación que floreció en el corazón de Seúl. Juntos, enfrentaron el futuro con esperanza y valentía, sabiendo que estaban dispuestos a enfrentar cualquier desafío juntos. ( Llore 😢 )