Fumaba todos los días, Sara, ahora se había convertido en su confidente, además en su proveedora de drogas.
Sara, quién en su pasado fue una esposa y madre ejemplar, cambió radicalmente luego de que descubriera la infidelidad de su esposo. Acusada del abandono de sus dos pequeños hijos, le esperaba una eternidad en prisión, pues, además, se le imputaba el homicidio de Alonso, la pareja sentimental de Roberto, su esposo. Nunca pudo saber porqué su amado la había traicionado con otro hombre, y eso le causaba un enorme dolor.
Natalia llevaba ya 6 meses en prisión, 6 meses atormentada por la pesadilla de la que cada noche era presa, preguntándose, ¿porqué habría matado a Omar? ¡Cómo había llegado siquiera a pensarlo!
Pasaban las horas, los días, pensando en el motivo que la orilló a asesinar a ese hombre que tanta felicidad le regaló, y siempre llegaba a la misma conclusión. ¡Ella no tenía razones para cometer tal crimen! Lo amaba y fuera cual fuera el motivo hubiera preferido antes morir ella, que matarlo, eso era seguro.
Ahora se estaba convirtiendo en una adicta, y eso la torturaba aún más, pero ese era su único escape.Después de la ducha, al llegar a su celda vio a su compañera tirada en el piso, retorciéndose como quién está siendo electrocutado, corrió para auxiliarla, pero cuando logró llegar, era tarde. Sonia no se movía más, le tomó una de sus escuetas manos, percatándose de las minúsculas pastillas que encerraba en su puño y tan rápido como pudo las guardó.
- ¿Qué te has hecho, mujer? - Le preguntó llorando con profunda tristeza al cuerpo inerte de su amiga.
Cuando las custodias entraron a la celda, le cuestionaron a Natalia sobre lo sucedido, pero ella no consiguió articular palabra, se limitó a encogerse de hombros, negando con la cabeza mientras lloraba desconsolada. - Ahora sí estoy sola - pensó.
- Sobredosis; - dijo la paramédico del penal, que la atendía.
Esa noche no concilió el sueño, pensaba en Sara, en Sonia y por supuesto, en Omar.
Intentaba recordar el último día que pasó con cada uno de ellos, pero le dolía el alma. Decidida a olvidar, al menos un momento sus recuerdos, sacó del bolsillo las pastillas que, horas antes quitó de la mano de Sara y tragó dos... Pronto, comenzaron las alucinaciones... O ¿no?
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La Confusión de Natalia
ContoNatalia es encarcelada desconociendo el motivo, sus extrañas pesadillas le revelarán una insólita verdad...