Odín x Nostradamus

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Michel Nostradamus era un hombre joven de rasgos afeminados, de baja estatura y cabello claro y medianamente largo, el cual llevaba recogido con dos colas. Su atuendo era consistente con el estilo y moda del siglo XVI, llevaba un jubón por encima de su chaleco, una camisa manga larga de color blanco debajo de este, unos gregüescos hasta las rodillas, unos zapatos blancos y unas largas y finas medias blancas.

Michel había oído hablar de Odín y de los mitos que le rodeaban, pero cuando finalmente lo conoció fue como si una fuerza invisible lo hubiera empujado a desear algo que no había experimentado antes. Su corazón latía más rápido al ver a un dios tan poderoso y a la vez tan aterrador como Odín, y sintió un suave calor en su pecho que le hacía sentirse vivo de una manera que ninguna otra criatura había logrado nunca.

El corazón de Michel palpitaba a cada paso que daba el dios, y su cuerpo irradiaba una fuerza magnética que lo atraía como un imán. No podía apartar la mirada de aquel dios, sus ojos azules brillaban con una luz sobrenatural, y su cabello negro como la noche se arremolinaba alrededor de su cuerpo. Era alto, musculoso y su figura sentenciaba el imperio de un dios.

El dios se acercó a Michel y su presencia lo envolvió como una nube de seda. Se acercó más a él y lo miró a los ojos, mientras sus dedos se enredaban entre el cabello de Michel. Sus ojos azules eran profundos y revelaban secretos que Michel jamás había compartido con nadie.

Michel sintió una ola de emociones que lo abrumaron por completo, el calor que emanaba de Odín era casi insoportable. El dios se acercó a él y lo besó con una pasión que Michel no conocía, sus labios suaves y cálidos se fundieron en su boca, su lengua exploró la boca de Michel con una delicadeza que le dejó sin aliento.

Mientras Odín y Michel estaban juntos, el cuerpo de Michel se llenó de sensaciones inexplicables, como si Odín estuviera contagiándole todas sus habilidades y poderes. El mundo a su alrededor desapareció, dejando solo una oscuridad profunda que los envolvió.

De sus labios salieron palabras mágicas que Michel jamás había escuchado antes. Mientras sus cuerpos se unían en un baile lento, Odín le susurraba al oído palabras de amor y de deseo. Le dijo que sus deseos se habían cumplido, y que él era la persona que siempre había estado buscando. El dios le dijo que sus cuerpos se habían encontrado en el momento exacto, como si se hubieran hecho para ser uno.

Y así fue como, durante esa noche, Michel logró algo que nunca antes había logrado: el deseo de ser follado hasta la inconsciencia. Y esa fue, sin duda, la mejor noche de su vida. Mientras su cuerpo se mecía al compás de los movimientos de Odín, Michel experimentó la sensación de libertad y placer más profundos que jamás haya sentido, y su alma se llenó de amor por el dios.

Cuando el amanecer llegó, Michel despertó y Odín ya no estaba. Pero el calor de sus besos aún ardía en su piel, y una luz mágica se desplegó en su corazón. Durante los días siguientes, Michel sintió una paz interior que jamás había sentido antes, y los misterios de la vida adquirieron un nuevo significado para él.

Desde entonces Michel reconoció la importancia de financiar su propia libertad, de vivir en armonía con el universo y de no dejarse llevar por los anhelos de los demás. Y, más que nada, aprendió la importancia de no tomar a la ligera los encuentros especiales que la vida nos brinda.

Shuumatsu no Valkyrie One Shots (Ships BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora