🪐Sickness🪐

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Mal, la palabra para definir como estaba el adolescente era mal.

Tumbado en la cama, mojado de sudor y temblando como perrito, no le estaba llendo para nada bien.

Sabía perfectamente que no debía confiar en aquel humano ruso que se llevaba de forma sospechosamente cercana con Loki, pero aún así lo hizo. ¿La consecuencia? Había agarrado catarro por tomarse una bebida mezclada con una poción nórdica que podía enfermar a los dioses.

Agh... Se maldecia internamente por ser así de descuidado. Ahora estaba postrado en la cama con la garganta adolorida y nariz moqueante.

Un fuerte estornudo resonó por toda la habitación, definitivamente eso no estaba bien.

Para sorpresa del iluminado, un sonido ligero se escuchó fuera de la habitación, seguido del sonido de la puerta abriéndose, dando paso a un preocupado Dios de la fortuna que se adentró escandalizado en la habitación.

--- ¡Buddha-san! ¿Estas bien? --- preguntó preocupado el peli celeste, poniendo inmediatamente su mano sobre la frente del hindú, notando de forma automática que esta estaba hirviendo.

--- Zero-chan, tranquilo --- trato de calmar con una sonrisa el iluminado al chico histérico frente a el, viendo como no dejaba de tocarlo con un rostro de preocupación pura al ver su estado.

--- ¿Como quieres que esté tranquilo? ¡Estas muy enfermo! ¿Quien te hizo esto? ¿Desde cuándo estas así? ¿Por qué no me habias dicho? --- Ok, eran muchas preguntas para un hombre que a penas y podía pronunciar dos palabras. Zero notó esto de inmediato, así que prefirió callar, ahora no era el momento de preguntar nada, era el momento de ayudar a Buddha.

Ya lo había hecho antes, había ayudado a múltiples enfermos, pero jamás a un dios enfermo.

A pesar de tener esa idea de antemano en su cabeza, no tenía idea si su poder podía sanar a un dios, en fin, nada perdía con intentar ¿no?

Las manos de Zerofuku se fueron directamente al pecho de Buddha, poniendo sus dos manos en el lugar en el que estaban ubicados sus pulmones, Zero inhalo fuerte y contuvo el aire, para después empezar a utilizar su poder.

Sentía algo malo, su poder lo identificó y lo empezó a absorber, mala idea.

Sus manos picaron como nunca antes lo habían hecho y un dolor agónico en sus brazos de hizo presente, pero no le importó, siguió Absorbiendo. El dolor cada vez era más fuerte y se notaba en su rostro, y el iluminado lo vió, así que con las pocas fuerzas que le quedaban tomó las dos manos del Dios de la fortuna y las separó de su cuerpo.

Zero miró sus manos y vio que sus palmas estaban completamente negras, viscosas y arrugadas. El chico se escandalizó al ver su estado propio y el iluminado también.

Zero llevó una de sus propias manos a su pecho, notando como poco a poco ese aspecto se desvanecía, pero dejaba un aspecto rasgado en sus manos. El oji rosa frunció el ceño, eso era brujería, brujería asgardiana.

--- ¿¡Zero, por qué hiciste eso?! --- preguntó el iluminado histérico, siendo atacado por una ola de tos por haber elevado tanto la voz.

Zerofuku ignoró la pregunta, viendo sus manos con incredulidad ¿A que nivel podían llegar los dioses por fastidiarse los unos a los otros?

Zero vio como el hindú cerraba los ojos fastidiado, se notaba que definitivamente odiaba estar enfermo.

El dios de la fortuna suspiro pesado y acarició cariñosamente la frente de la deidad budista. El iluminado poco a poco se fue rindiendo ante el suave tacto, y cayó profundamente dormido tras unos cuantos minutos de caricias y mimos.

Zerofuku sonrió al ver al dios plácidamente dormido, emanando tranquilidad pura. El japones se alejó poco a poco de la cama y salió de la habitación, no sin antes dejar un paño mojado sobre la frente del hindú.

Bien, no había podido ayudar con sus poderes, pero no se iba a rendir, si no lo podía curar, entonces lo cuidaría.

Bajó a la cocina de los aposentos del budista, se sorprendió al ver el tamaño, era bastante amplia para pertenecer a un dios al que no le gustaban los lujos. Sus paredes y muebles estaban hechos de mármol completamente y tenían múltiples plantas decorándolos, "lindo" pensó el dios.

Abrió la nevera y ahí se sorprendió bastante, no había absolutamente nada. Supuso que el dios no había podido salir a comprar comida por su enfermedad, lo cual era preocupante por qué significaba que no se estaba alimentando de manera correcta.

El ojirosa no perdió el tiempo y salió del templo para comprar múltiples alimentos, compró frutas, verduras, leche, huevos, un poco de pollo y demás condimentos para preparar un buen caldo.

Sabía que en estos casos necesitaría un remedio, así que acudió a Asclepio, Dios de la medicina griega, que le dio un remedio a cambio de un collar de jade que solía llevar el dios de la fortuna.

Asclepio le dijo que el remedio tardaría un poco en hacer efecto al ser magia asgardiana la causante de la enfermedad, pero que con el cuidado adecuado el iluminado se recuperaría. El dios de la fortuna asintió ante eso y con determinación volvió al templo.

Entró a la cocina y empezó a preparar la comida, era un simple caldo de verduras con un poco de fruta picada. Nada pesado para que no le cayera mal al estómago a su querido adolescente.

Subió a la habitación, viendo al iluminado todavía dormido en su cama, sonrió con ternura al verlo acurrucado entre las sabanas.

Dejó el bowl con sopa y el otro con frutas sobre la pequeña mesita de dormir a su lado derecho, acercándose lentamente al budista para despertarlo.

Empezó con pequeños toques en el rostro y el hombro, para después sacudirlo levemente por unos segundos, cosa que sorpresivamente pareció funcionar.

Buddha poco a poco fue abriendo los ojos, topándose con una bello rostro sonriente del dios de menor rango. Pronto, sintió como unas manos lo tomaban de la espalda y del torso, acomodándolo en la cama para que estuviera sentado.

El oji-azul pasó el dorso de su mano por uno de sus ojos --- ¿Cuánto tiempo estuve dormido? --- Preguntó somnoliento.

--- El suficiente como para que hayas descansado --- Respondió, terminando de acomodar al peli menta en la cama, acto seguido, tomó el frasco dado por Asclepio y lo acercó lentamente a los labios del iluminado, inclinando la botella para que el líquido cayera dentro de su boca.

Un sabor amargo invadió las papilas gustativas de Buddha y por impulso quiso escupir el líquido, sin embargo, la mano del Dios de la fortuna se ubicó debajo de su mandíbula e hizo un movimiento para evitar que sacara el líquido, y por consecuente, obligándolo a tragar.

Buddha hizo una mala cara ante el horrible sabor impregnado en su boca, a lo que el albino solo atinó a pasarle un vaso de agua.

--- Asclepio me dijo que el remedio tardaría en hacer efecto, pero que con el cuidado suficiente te recuperarlas fácilmente --- Dijo tomando el caldo de verduras y dándole una cucharada al budista.

--- ¿Me cuidarás? --- Preguntó, con una sonrisa y mirada burlona plasmada en su rostro, pero que a su vez reflejaba un gran amor y aprecio hacia el dios frente a el.

--- ¿No es obvio? --- Respondió, tomando un mechón rebelde de cabello del budista y poniéndolo detrás de su oreja, Buda sonrió con una gran felicidad en su rostro y reposó el mismo en la mano contraria.

Con lentitud, el Dios de la fortuna se acercó al rostro del pelimenta, quedando a escasos centímetro de el, rozando su nariz con dulzura y pegando sus frentes.

El iluminado no aguanto las ganas al tenerlo tan cerca, y plantó un cariñoso beso en los labios del albino, colocando su mano detrás de la nuca contraria para profundizarlo.

No pasó mucho tiempo para que se separaran, los dos con la cara Roja a tope, cuya razón variaba entre el calor acogedor del momento y el calor de la fiebre.

--- Zero, gracias...

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2023 ⏰

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