★Dia dos★

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Despues de que Felix tomara su jugo de naranja mezclado con el supresor, se la paso todo el día mirando televisión con un pequeño puchero en sus labios, siempre hacia eso cuando estaba muy concentrado haciendo algo

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Despues de que Felix tomara su jugo de naranja mezclado con el supresor, se la paso todo el día mirando televisión con un pequeño puchero en sus labios, siempre hacia eso cuando estaba muy concentrado haciendo algo. El Alfa se encontraba a su lado con el celular en sus manos hablando con una compañera de clase preguntándole si ella podía pasar a dejarle las cosas que hicieran en clase durante la semana.

—Alfa...— Lo llamó apoyando su cabeza en su hombro.

Minho desvío la vista de su celular hacia Felix y sonrió. —¿Que pasa cosita?—

—Hambre.—

—Ya veo, ¿Quieres unas tostadas con dulce de moras y café?— Preguntó y el omega asíntio con la cabeza. —Muy bien, espera aquí.—

Se levantó del sillón dejando su teléfono en la mesa y fue hasta la cocina para preparar una rica merienda para el omega y el. Por lo que Felix le había dicho, tenía que tomar los supresores cuando desayunaba, merendaba y cenaba, en la hora de merendar la pastilla tenía que estar entera y no disuelta como en el desayuno y cena, no entendió muy bien el por qué pero lo haría de esa manera de todas formas.

También se dio cuenta de que Felix no hablaba mucho durante su celo, aver, si es verdad que su amigo naturalmente era de pocas palabras, pero en su celo solamente decía palabras sueltas o frases muy cortas. Parecía un niño a pesar de tener 20 años, pero para Minho era lo más tierno que pudo haber visto, el pelirrojo jamás lo había visto en celo y era la cosita más tierna y abrazable que vio en su inútil vida de 22 años.

Estaba seguro que no todos los omegas se comportaban asi cuando estaban en celo, otros eran algo violentos o enojones, otros que su lado sexual estaba más presenté y así.

Una vez tenía todo listo lo llevo hasta la mesa ratona y volvió a la cocina por el supresor y un vaso de agua, cuando el omega vio la pastilla automáticamente empezó a negar con la cabeza.

—No, no...

—Tienes que tomarlo, cosita.— Dijo dejando el vaso en la mesa.

—No, alfa no.— Negó abultando sus mejillas.

—Tienes que hacerlo, abre la boca.— Demando con voz tranquila pero el omega volvió a negar. —Felix...

—¡No!— Grito y el alfa soltó un suspiro.

Felix le habia comentado que su omega era demasiado terco a la hora de tomar los supresores si se lo mostraban, se negaba y hacia berrinches para no hacerlo. Más de una vez Hyunjin lo obligó a tomarlo a la fuerza, ya que muchas veces lo tuvo que perseguir por todo el departamento para que lo tome, claro que nunca llegó a los golpes o algo parecido, simplemente el alfa peligris lo chantajeaba con no cómprale más pollo frito y el omega accedía a regañadientes.

—Bien, no lo tomes entonces.— ¿No pasaba nada si no tomaba el supresor de la merienda, verdad? —Pero después de cenar te vas a bañar.—

El omega sonrió victorioso y empezó a comer tranquilo, el resto de la tarde se la pasaron viendo películas hasta la noche. La hora de la cena paso y Minho estaba batallando con un omega berrinchudo que no quería meterse a bañar.

—¡Antes me habías dicho que si te bañarias y ahora me dices que no quieres!— Alzó la voz mirando al omega con el celo fruncido y con las toallas en la mano.

—¡No quiero!— Dijo cruzado de brazos sentado en su cama mientras le daba la espalda al alfa.

—¡Felix!—

—¡Ducha, no!—

—Eres peor que un... ahg— Dijo hastiado. Dejo las toallas a un lado y se acercó a Felix, se agachó a su altura y lo observó. —Cariño, ¿Tu quieres que alfa este triste?— El Omega negó con la cabeza.
—Porque alfa se pondrá triste si no te duchas, tienes que hacerlo así estás limpio y listo para dormir. Además, si lo haces te doy una recompensa,
¿Quieres?— El omega asíntio y Minho sonrió victorioso.

[★]

Era lunes por lo tanto el segundo día del celo de Felix, después del baño el omega cayó dormido al instante cuando su cuerpecito tocó el colchón de su cama. La recompensa que le prometio Minho fue un pequeño besito en la mejilla del menor, esto lo hizo sentir bien ya que según su instinto estaba siendo un buen omega para su alfa.

El Alfa se encontraba triturando el supresor para mezclarlo con el batido de moras, mientras lo revolvía un omega con las mejillas rojas y cabello despeinado apareció a paso perezoso en la cocina, caminó hasta el alfa y apoyo su cabeza en el hombro de este para ver qué hacia.

—Mio.— y para recordarle eso también.

Minho río bajito y le entrego el batido dejando un besito en su frente. —Claro, cariño, es tuyo. Ve a sentarte, ya llevo lo demás.—

Felix le hizo caso y se dio media vuelta para caminar hasta el sillón con la bombilla en su boca degustando el sabor del batido, pues el mueble era más cómodo que las sillas de la mesa. Estaba por llegar pero no contó con que sus piernas flaquearan y cayó al piso de rodillas manchando el suelo con la bebida.

Minho salio corriendo de la cocina al escuchar el estruendo, lo primero que vio fue al omega tirado en el piso y la bebida desparramada por doquier. El alfa lo observó con los ojos bien abiertos y cuando apenas cruzaron miradas... Felix empezó a llorar.

—No, no llores cosita.— Se acercó al omega y lo tomo en brazos levantándolo del suelo. —¿Te duelen las rodillas?— El omega asíntio con la cabeza escondida en el cuello ajeno mientras lloraba debido al dolor.

El alfa rodeo la mancha del batido del suelo y depósito al omega en el sillón, este no quería soltarse del cuello del alfa por nada y lloriqueo más cuando esté intento separarse.

—Alfa... n-no.— Sollozó.

—No me voy a ir a ningún lado,
pequeño.— Lo calmo secandole las lágrimas. —Tengo que limpiar esto y luego te haré otro batido, ¿Bien?—

El Omega sintió y se soltó del alfa, Minho no tardó tanto en limpiar el desastre, agradeciendo que el vaso no se haya roto en mil pedazos porque eso sí pudo lastimar gravemente al omega. Hizo otro batido y luego fue por una pomada para los raspones de sus rodillas, solo que hubo un pequeño problema... Se había olvidado del supresor.

Felix estuvo pegado a el durante todo el día pidiendo mimos y caricias en su cabello, Minho sentía que se iba a desmayar de la ternura. Felix jamás era así de cariñoso con el a pesar de ser su mejor amigo, normalmente el pelirrojo era el más cariñoso de los dos, cuando lo abrazaba el Omega lo apartaba mientras se quejaba, pero ahora tenerlo en su regazo apunto de dormirse en su hombro era algo que nunca pensó que pasaría.

—Es mucho para mí corazoncito.— Murmuró mientras observaba como poco a poco el omega se iba durmiendo en su hombro.

— Murmuró mientras observaba como poco a poco el omega se iba durmiendo en su hombro

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Cuidando a Lee Felix¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora