4. Resentimiento (Parte 1)

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Miradas de lujuria, olores completamente insoportables y fuertes que parecían competir entre si como si estuvieran peleando por cual era el más repulsivo, incluso Aphelios podía notar que los ojos de aquellos hombres quienes no estaban encerrados como sus semejantes eran completamente rojos, parecían depredadores, animales carnívoros que no habían podido obtener alimento en meses y en ese momento se les hubiera presentado un buffet completo para su antojo.

La saliva pasó por su garganta de manera pesada, nunca se había envuelto en una situación así en su vida, instintivamente retrocedió unos pasos, su espalda chocó contra los barrotes de metal que lo mantenían cautivo.

No, no quería ser vendido, no podía serlo, él tenía una misión, Alune confiaba en él ¿Cómo podría decepcionar a su amada hermana?

Pero su misma situación era terrible ¿Cómo pretendía escapar? No había forma, incluso cuando recorría con su mirada los alrededores de su pequeña prisión, sabía lo casi imposible que era pensar en una forma de liberarse, si bien los barrotes estaban excesivamente oxidados, habían demasiados alfas, todo el recinto debería estar custodiado por estos (completamente seguro de que eran lacayos del jefe).

Era un simple Omega..

Los Omegas son débiles y su misión era simplemente estar a disposición de sus superiores alfas, era algo que toda la vida le habían inculcado desde que era un pequeño cachorro junto a su hermana.

Nunca lo cuestionó, estaba dispuesto a servir de esa forma si así estaba escrito en su destino, incluso cuando a veces se quedó viendo a los pocos guerreros beta empuñar sus armas y practicar continuamente para ser más fuertes (ni siquiera pudieron defender la aldea de un puñado de guerreros Solari ¿Qué diferencia haría siendo él un Omega?).

Aphelios solo se quedó observando con una mirada vacía como sus semejantes eran subastados, como si fueran solo meros objetos y no seres vivientes con sentimientos o emociones.

Se le dio un precio a su persona, no muy alto pues sus captores sabían de su deficiencia al habla que sería fácilmente notado, pero por su rareza y no ser igual a los otros tampoco le dieron un muy bajo costo. Hubo algunos alfas que se acercaron solo para observar mejor a la presa entre los barrotes.

Y es que Aphelios no era de un aspecto delicado ni frágil, aunque su cuerpo no era musculoso, si era alto, más que el promedio e incluso mayor que al de algunos alfas, y sus hombros eran anchos, junto con unas piernas largas cubiertas bajo sus ropajes oscuros, una rareza, nada ordinario, atrayendo miradas curiosas y hambrientas.

Sin embargo fue una pena (para aquellos alfas) su falta de voz.

Si bien el veneno de la Noctum se había agotado para ese preciso momento, Aphelios no hablaba, desde pequeño siempre fue reservado, solo con su hermana se sentía seguro para poder tener pequeñas conversaciones, inocentes cachorros charlando sobre los que esperaba en el futuro lejano, cuando llegó su diferenciación como Omega, fue que casi todos lo tomaron por mudo, casi se le fue añadido como otro fallo a su condición (¿No bastaba solo con ser un Omega incapaz de tener celo?), sin embargo luego descubrieron que simplemente el joven prefería no hablar, y no lo molestaron más con ello (El trabajo de un Omega, estar callado frente a sus superiores, no habría problema)

Fue por ello que varios alfas tomaron otras opciones, incluso si estaban curiosos por aquella nueva adquisición del jefe, preferían algo que tuviera voz para oírlos suplicar y rogar.

Poco a poco empezó a quedar vacío el gran lugar, y Aphelios se dio cuenta que no quedaban ya más "clientes", escuchó unos pasos acercarse a su celda y cuando subió la mirada, notó que era el apodado jefe.

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⏰ Última actualización: Apr 17 ⏰

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Media Luna °Sett x Aphelios° →OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora