oi.

1.5K 85 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Realmente nada podía salir mal de una pequeña broma al celador o eso es lo que pensó Sirius cuando tuvo la idea de hacerlo cuando sus amigos habían regresado a sus hogares para pasar las fiestas con sus familias, lo cual no fue su caso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Realmente nada podía salir mal de una pequeña broma al celador o eso es lo que pensó Sirius cuando tuvo la idea de hacerlo cuando sus amigos habían regresado a sus hogares para pasar las fiestas con sus familias, lo cual no fue su caso. No quería tener que escuchar los gritos de su madre como se había hecho tradición desde que el sombrero lo había sorteado a gryffindor.

Fácilmente pudo aceptar la invitación de James, pero si era sincero quería pasar un tiempo consigo mismo. Una clase de tiempo de auto-caridad y hacer una broma por su cuenta era la opción perfecta.

Una pequeña broma a la señora Norris sin ser atrapado por Flich, un pequeño encantamiento para teñir su pelaje. Eso era lo que planeaba, sencillo y rápido. Bueno eso suponía, no contaba con que su pronunciación fuera un poco (muy) diferente a la que habia escuchado de Remus. En un pestañeo los pasillos se miraran diferentes a cómo eran un momento atrás. Podía decir que se miraban más deteriorados, lo cual le pareció extraño.

Repitió las palabras que había dicho en su mente y noto su error al momento de pronunciarlo. Hizo repetidamente aquel encantamiento y nada sucedió, su única opción era ir a la oficina de Dumbledore y esperar que se encontrara ahí. En el camino el hechizo seguía en su mente. A pocos metros (según el sentido de orientación de Sirius), sintio como algo chocaba con el. Una chica castaña que rápidamente se disculpo y siguió su camino, siéndo lo único que había notado era aquella cicatriz en su frente pero no recordaba haberla visto en alguna clase o tal vez debia considerar prestar mas atención a su alrededor.

Cuando finalmente llego frente al águila y dijo la contraseña que recordaba (y esperara que fuera correcta).

La suerte de Sirius era demasiada en ese momento, el águila giro para mostrar las escaleras en espiral. Sin mucho que esperar las subió con desesperación, toco la puerta para escuchar un alegre “adelante” del otro lado. Abrió la puerta con calma, sus nervios (los cuales eran demasiados presentes para sí mismo) se redujeron cuando observo a Dumbledore detrás de su escritorio comiendo uno de aquellos dulces muggle con los cuales estaba obsesionado.

– Director Dumbledore

Los ojos del anterior mencionado dejaron la envoltura del dulce que tenía entre sus dedos, Dumbledore no entendía si eso era una mala broma de algún estudiante con poción multijugos haciéndose pasar por un joven Sirius Black.

maroon ; sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora