Roja Escarlata

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Las lujosas laderas tan adiamantadas y escarlatas se intercambian entre las campanadas de las encrucijadas calles en las cuales los pocos niños que asisten felices a jugar son oyentes de semejante canto de aquellas abismales.
Por las tardes el sacerdote bendice a unos creyentes y estos salen aún más cristianos de la catedral. En las salas su servicio era muy requerido pues los más centrales e importantes de la política europea llegaban al parlamento y necesitaban tenerle para musicalizar el ambiente. Recientemente las condiciones del frente se habría de hacer crudas. En las filas de batalla le llamaban “El general invierno” y desde Moscú hacia atrás le conocían como los tentáculos o en su defecto, simplemente invierno rojo. Describe a flor de piel, como las más bellas doncellas eran traídas desde todas las rusias hasta el palacio de verano. Todas decoradas con hermosas prendas y perlas que decoraban sus cabellos y delicadas manos.

Con la resistencia de orcos en stalingrado la batalla se hacía una carnicería total, aquellos animales uniformados con tonos grises y con poco corazón. Así era como les condenaban a los alemanes en el frente oriental, el periódico de todos los días parecían paranoias de Stalin. Más que nadie que Stalin sabía que la perdida de la ciudad significaría la perdida total de la guerra, el camarada chukov se había despedido del palacio con la razón de su partida hacia la asediada ciudad.
Tchaikovski y sus miles cisnes danzaban en la sala más amplia del palacio. Todos los asistentes estaban callados y con los ojos totalmente puestos en la escena. Los cuatro cordes del violín salieron de mi hacia los oídos de los espectadores; pronto los primeros toques del piano acompañaron a mi estrofa y los cisnes comenzaron a bailar con sus zapatillas y vestidos blancos.

Observaba entre la oscura multitud y con la ceguera de un candelabro encima mío hacia un asiento en especial. El del general, el cual estaba vacío por su reciente partida. Francamente la fiesta siguió con suma normalidad. Los aplausos no se hicieron esperar con la finalización de la más famosa composición de la manga de tchaikovski. Las flores pronto se despedían de la escena acompañadas con los cisnes.
El frío fuera del palacio era espeluznante y para su mala suerte había olvidado su suéter por lo cual decidió esperar a que la nevada se tranquilizase un poco. En las cercanías de los vestidores observa a una hermosa doncella con los vestidos más rojos que había visto en su vida. Los tonos eran totalmente escarlatas y su piel pálida y cabello negro hacia un contraste tan inesperado.
Su asombro pronto atrajo la suma atracción por aquella mujer misteriosa que se perdió entre los vestidores del palacio.

La nevada había cesado para su ahora mala suerte, era hora de retirarse, sin embargo la sola imagen en su cabeza de aquella mujer le sigui hasta su cama. No podía conciliar su sueño sin pensar en su imagen tan esbelta, le era tan desconocida lo cual era raro, pues él era básicamente invitado a toda fiesta en Moscú para hacer de violinista y en todo ese lapso de tiempo, nunca había visto semejante belleza hecha mujer.
Tratando de olvidar aquello, encendió una vieja lampara de su techo y busco entre sus cajones la nueva carta de su hermano que estaba en el frente de batalla, diariamente le enviaba cartas desde el Volga, lugar donde se libra la batalla de Stalingrado. A él no llego la solicitud para el ejército, que más que una solicitud era una obligación moral para cada moscovita y gentes más allá de los urales. Para los rusos. En casa calles donde volteases el sentimiento patriótico hacia voz de flor pues la moral debía hacerse subir.

Abrió para entonces la carta con la fecha aún escrita en la parte superior derecha, hace apenas 1 día en lo que el carro de la notaría pública llegaba a Moscú. Antes de marcharse habían hablado algo, y esto fue lo que su hermano había comentado: “Si notas que todas las palabras que en la carta están escritas son positivas hacia el régimen o la estrategia de batalla, créeme, ese no soy yo”
Era evidente que los generales no querían que el miedo de expadiese hacia la capital, pues a nadie le gusta saber que diariamente y a cada minuto mueren más hombres que los que habían nacido para entonces. La carta para poca gracia del lector, acontecía hechos ficticios, esto no lo había escrito su hermano. La carta relataba la masacre de alemanes y como morían como moscas gracias a los actos del general y su bien preparada estrategia de luchar a pared contra pared.
Pero muy debajo de todo lo escrito encontró solo palabras que sabría si escribió su hermano, y éstas eran: “Hay muchas banderas nazis en la ciudad, mi patrulla completa ha muerto en combate. Me trasladarán a otra hacia el norte de la ciudad para empujar a un pelotón alemán no tan alemán”
Cayó sobre su cama rendido a solo el pensar. Su hermano era el único familiar que tenía aún con vida, los demás habían sido asesinados en kyiv. Varias veces también había intentando dialogar con el mariscal en Moscú, abogando a traer a su hermano debido a que padecía algún retraso mental, mintiendo obviamente e incluso dando documentos falsos que podrían usar en su contra para inculparlo por “insurrección”

Hace una promesa con el general invierno para traer sano y salvo a su hermano del frente oriental.
Confía en el general invierno. Confía en el dolor que deja detrás.



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