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Se suben al carro a las 3 de la mañana. El viaje hacia Cancún es tranquilo, y en mi mente, sigo repasando una y otra vez lo que sucedió la noche anterior. Sentirme como una mujer real y experimentar la conexión con Solovino fue algo completamente inesperado, pero también es algo que me hace sentir vivo y emocionado.

Llegamos a Cancún a las 6 de la mañana, y la energía de la ciudad turística es palpable. Cuando finalmente llegamos a la playa a las 7 de la mañana, siento una mezcla de nervios y emoción. Me pongo el traje de baño y me uno a Solovino en el mar, tratando de mantener la calma y disfrutar del momento presente.

Después de un rato en la playa, siento la necesidad de hablar con alguien sobre todo lo que he estado sintiendo. Así que decido llamar a Mariana y contarle lo que viví anoche. Le describo cómo me sentí en cada momento, cómo la conexión con Solovino se volvió más real y la confusión que todo esto ha causado en mí.

Mariana escucha con atención y, para mi sorpresa, sus palabras de apoyo son reconfortantes. "Ana, querido, escucharte hablar de esto me hace darme cuenta de que has crecido mucho en este tiempo. Te has convertido en toda una mujer, capaz de enfrentar tus emociones y ser honesta contigo misma. Estoy orgullosa de ti", me dice con cariño.

Sus palabras me llenan de gratitud y también de valor para seguir adelante. Después de nuestra conversación, decido hablar con Solovino y enfrentar lo que sea que esté sucediendo entre nosotros.

Él va a nadar, pero en cuanto regresa, tomo una profunda respiración y le digo: "Solovino, necesito hablar contigo sobre lo que está pasando entre nosotros".

Él asiente con seriedad, sabiendo que esta es una conversación importante. "Lo sé, Ana. También he estado pensando en eso. Anoche fue especial, y no quiero ignorar lo que siento".

Entonces, sin pensarlo demasiado, Solovino me mira a los ojos y se declara: "Ana, quiero ser tu novio. No puedo negar lo que siento por ti, y quiero explorar esta conexión que hemos descubierto juntos".

Mis emociones se mezclan y mi corazón late más rápido, pero en el fondo sé que esta es la respuesta que he estado esperando. "Solovino, yo también siento lo mismo. No puedo negar lo que hay entre nosotros, y quiero intentarlo, ser honestos el uno con el otro y ver a dónde nos lleva esto".

Con una sonrisa de alivio y felicidad, Solovino me abraza, y sé que hemos tomado la decisión correcta. El peso de las actuaciones y las mentiras se ha ido, y ahora podemos ser nosotros mismos el uno con el otro.

El resto de nuestros días en Cancún son inolvidables. Disfrutamos cada momento como pareja, siendo auténticos y abiertos el uno con el otro. Las risas y las conversaciones sinceras llenan nuestros días, y nuestras miradas cómplices hablan de un futuro prometedor juntos.

Finalmente, a la una de la tarde, estamos haciendo check-in en nuestro alojamiento. Al abrir la puerta de la habitación, la sensación de un nuevo comienzo nos envuelve.

Este viaje, que comenzó como una actuación incómoda y forzada, nos ha llevado a descubrir el amor y la verdad en medio de la confusión. Ahora, como Ana y Solovino, estamos listos para enfrentar juntos lo que el destino nos tiene preparado. Con la certeza de que nuestras emociones son reales y auténticas, damos un paso hacia adelante, abrazando nuestro amor con valentía y emoción.

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