Epilogo

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Luego de tomar la decisión de enfrentar nuestros sentimientos y ser honestos con nosotros mismos y con los demás, llegó el día del congreso. Solovino llevaba un traje sastre elegante y bien ajustado que realzaba su figura. Su chaqueta era de color azul marino, combinada con una camisa blanca y una corbata a juego. Caminaba con confianza y seguridad, y era evidente que llamaba la atención de muchas personas, especialmente de las mujeres en el congreso.

Yo, Ana, llevaba un hermoso traje sastre con falda. La chaqueta era de color negro, y la falda hasta la rodilla le daba un toque sofisticado y elegante. Me sentía segura de mí misma y orgullosa de estar junto a Solovino. Aunque muchas personas me miraban con envidia, yo solo tenía ojos para él, sabiendo que era mío y yo era suya.

Durante las tardes, después de las conferencias y charlas en el congreso, disfrutábamos de la playa juntos. Caminábamos tomados de la mano por la orilla del mar, compartiendo risas y momentos de complicidad. No podía evitar sentirme afortunada de tener a Solovino a mi lado.

En las noches, íbamos a una discoteca para bailar y divertirnos. Solovino se veía increíblemente atractivo con un traje elegante y bien cortado. Su chaqueta era de color gris oscuro, combinada con una camisa negra y una pajarita. Cada vez que lo miraba, no podía evitar sentirme orgullosa de tenerlo como mi pareja.

Para la cena de gala, Solovino se vistió con un traje de etiqueta en color negro. Su elegancia y porte impresionaban a todos los presentes. Yo, por mi parte, llevaba un deslumbrante vestido de noche en color rojo, que resaltaba mi figura y me hacía sentir elegante y hermosa.

Bailamos toda la noche en la gala, sintiéndonos como en un cuento de hadas. La conexión que compartíamos era innegable, y nos movíamos al ritmo de la música como si estuviéramos en nuestro propio mundo.

Finalmente, después de una noche llena de risas y baile, regresamos al hotel tomados de la mano, como lo habíamos hecho desde que decidimos enfrentar nuestros sentimientos. La pasión y el amor entre nosotros eran evidentes, y no podíamos esperar para estar juntos en la intimidad.

Luego de regresar al hotel, nos sumergimos en una noche de pasión y entrega. El amor que compartíamos se manifestaba en cada gesto y caricia. Cada momento juntos era más significativo y real que antes, y sentía que realmente había encontrado a alguien con quien quería estar.

El viaje que comenzó como una actuación incómoda y forzada nos llevó a descubrir la verdad de nuestros sentimientos y a aceptar el amor que florecía entre nosotros. Regresamos en coche como llegamos, pero esta vez, nuestro corazón estaba lleno de felicidad y la certeza de que habíamos encontrado algo especial y significativo el uno en el otro.

A partir de ese momento, Solovino y yo nos embarcamos en un nuevo capítulo de nuestras vidas juntos, dispuestos a enfrentar cualquier desafío y a seguir construyendo nuestra historia de amor, siendo siempre honestos, auténticos y entregándonos el uno al otro sin reservas.

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