Encuentro en la Cafetería

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Después de un día encantador de compras y de descubrir mi nueva faceta como Ana, Mariana me llevó a una cafetería para relajarnos y disfrutar de un merecido descanso. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, desde donde podíamos observar a las personas pasar mientras disfrutábamos de un ambiente tranquilo y acogedor.

Ana pidió un café americano y un delicioso pastel de chocolate para endulzar aún más nuestra tarde, mientras que Mariana optó por una refrescante soda italiana. Mientras esperábamos nuestros pedidos, Mariana no dejó de elogiarme, comentando lo bonita que me veía y lo atractiva que me volvía para los hombres. Sus palabras me llenaron de alegría y confianza, sabiendo que esta transformación no solo me había hecho sentir más femenina, sino que también estaba siendo apreciada por los demás.

Justo cuando estábamos inmersas en una charla animada, el Doctor Solovino llegó a la cafetería. Mariana, con una sonrisa, se disculpó para darle espacio y privacidad a ambos. Me encontré sola con el Doctor Solovino, sintiendo una mezcla de nervios y expectación al verlo nuevamente.

El Doctor Solovino vestía un impecable traje oscuro, con una camisa blanca que realzaba su figura y una corbata a juego que le daba un toque de elegancia. Su porte era imponente y profesional, y no pude evitar sentirme impresionada por su presencia.

Él se acercó a la mesa con una expresión intrigada en su rostro y me halagó, diciéndome lo elegante y atractivo que me veía. Su elogio me hizo sonrojar, y agradeció tímidamente su cumplimiento. Durante la conversación, hablamos sobre el congreso médico y los temas que se abordarían en los próximos días.

Durante la charla, el Doctor Solovino también me preguntó sobre mi experiencia con el cambio de imagen, y le conté cómo Mariana me había apoyado en cada paso del proceso. Me sentí agradecida por esta oportunidad única, aunque seguía intrigada por las razones detrás de esta singular solicitud.

Después de un tiempo agradable de charla, nos levantamos de la mesa y nos despedimos cortésmente. Mientras caminábamos hacia la salida, me sentí agradecida por esta experiencia inusual y emocionante que había cambiado mi perspectiva sobre mí misma y mi identidad de género.

El encuentro en la cafetería con el Doctor Solovino había dejado un ambiente intrigante en el aire. Me pregunté qué más me depararía esta semana de congreso médico y cómo seguiría desarrollándose mi relación con el Doctor Solovino y Mariana. Una cosa era segura: decidida estaba a seguir explorando mi verdadera identidad como Ana y enfrentar cada nuevo desafío con valentía y confianza.

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