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jaemin ese día se levantó de la camilla sumamente feliz.
en meses no había sentido alegría o ganas de despertar luego de permanecer recluido en lo que él le llamaba prisión y no solo por las barras de protección oxidadas que tenía la ventana de su habitación para que ningún sujeto con sus facultades mentales perturbadas se escapase corriendo por el patio.

por fin le darían de alta y recuperaría su tan preciada libertad luego de unos largos 6 meses de encierro.

abrió la magra sábana y pegó un salto hacia el piso, sintiendo el frío tacto de la cerámica en sus pies a pesar de que llevaba calcetines.

ordenó rápidamente sus pertenencias, sacando hasta lo más mínimo que encontró allí en el armario y cajones, incluyendo todos los juegos de mesa que jeno le había regalado, los que habían sido su entretención por todos esos meses, aparte de las incontables veces que jeno se lo tiró en los baños y salas vacías del hospital.

la explicación del por qué de su fortuita dada de alta fue que, a pesar de que su supuesto trastorno no tenía cura, le dieron de alta ya que sus doctores consideraban que ya estaba mucho más estable y que el tratamiento médico ayudaría a apaciguar y calmar su dolencia, estando en casa según sus médicos le ayudaría a disminuir la carga que era padecer de esquizofrenia.

no pudo siquiera despedirse de yuta ya que inesperadamente le habían dado el alta unas semanas antes que a jaemin, sin embargo no se preocupó demasiado pues pronto tendría de vuelta su teléfono y como yuta le había escrito su número en un papel ya podría mensajearlo, estaba seguro que su amigo se iba a sorprender cuando recibiera un mensaje de él ya que a jaemin no tenían para cuando darlo de alta, incluso a él le parecía extraño que no lo hayan dejado prisionero allí durante un año completo como lo era la idea principal, y si así hubiese sido, su adiós a jeno habría sido el más triste.

el no haber podido disfrutar los últimos días con jeno en la tierra y haberlos tenido que pasar en los pasillos de un hospital le hubiese dejado con un vacío y dolor incurable, si ya no sabía que haría con su vida en octubre cuando se cumpliera el ritual y jeno se fuera de vuelta al inframundo, no se quería ni imaginar como sería si nunca más pudiesen haber disfrutado de la compañía del uno al otro.

jaemin estaba eternamente agradecido de poder salir de ese maldito hospital de una vez para volver a su vida normal, con sus amigos, con jeno.

aunque le preocupaba el hecho de volver a ver a su padre y sobre como se volvería a dar la relación con él.

el odio, resentimiento y cólera que sentía hacía doyoung no se le había pasado ni con el más fuerte medicamento que los médicos pudieron meterle en el cerebro.

y tampoco sabía cómo su padre reaccionaría, que le diría o si solo lo dejaría pasar.

le daba asco tan solo el pensar en volver a mirarlo a los ojos y cruzar palabras con él.
después de lo sucedido jamás podría volver a ver a su padre de la misma forma y se le sería sumamente difícil entablar un nuevo vínculo con él.

sin embargo jaemin nada podía hacer, no tenía un trabajo ni dinero como para irse de casa con jeno y escapar lejos de su hogar ni tampoco tenía el valor suficiente como para pedirle a alguno de sus amigos que lo hospedara.

solo le quedaba aceptar la realidad y tratar de sobrellevarlo de la mejor manera posible.

[...]

el radiante sol de verano golpeaba los ojos de jaemin quien los entrecerraba para que este no dañara su fotosensibilidad.

jeno se había ausentado durante toda la mañana y no tenía rastros de aparecer, muchas veces jaemin se preguntaba el por qué jeno desaparecía sin avisarle, aquello lo preocupaba pues llegaba a pensar que el rubio se iría ya para siempre de su lado, jaemin aún era inseguro y jamás se le había ido la idea de que en cualquier momento jeno se podía aburrir de sus maneras y actitudes, sin más volviendo a su vida de fanstasma fisgón.

dead alive ★ nomin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora