Situacion embarrosa

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Peter se dirige hacia el escritorio de la secretaria del señor O'Hara. Luego de entregar los papeles, se dirige a la oficina de Miguel.

Parece que el mal humor del chico se debe a la presencia de su padre. Una relación padre e hijo nada estable e incómoda. Debe ser duro convivir con un padre estricto y soberbio. Me da lástima ese chico, piensa Peter mientras camina hacia la oficina.

*Toc, toc, toc* — Peter toca la puerta.

"Puede parecer tonto, pero no quiero encontrarme otra escena igual a la del piso con aquella mujer", piensa.

—Pasa, pasa — se escucha desde adentro.

—Regresé, prepárate. No es tan sencilla, puedes tener algunas dificultades.

—Lo dudo, soy bueno con los números... y otras cosas, ja. — El chico contesta con tono burlón.

—Entonces comenzamos — dice Peter.

—Claro.

—Tienes 30 minutos. Estaré vigilando que no hagas trampa. Si no puedes con algunas, déjalas, que para eso te enseñaré lo que no sabes.

—Bien. — El chico se acomoda en el escritorio y comienza la prueba.

Pasan los minutos, el chico se ve concentrado, y Peter, mientras tanto, da pequeñas leídas a un libro y a la vez vigila.

—Faltan 3 minutos — dice Peter sin apartar la mirada del libro.

—¡Oh! Qué rápido pasó el tiempo.

—Sí, ¿ya terminaste?

—No, aún no.

—Continúa.

El chico empieza a escribir más rápido.

—¡Tiempo fuera! — Peter se levanta y toma la página que Miguel tenía en su escritorio.

—La álgebra es difícil.

—Sí, pero te ayudaré. Todo lo que terminaste está bien, pero el álgebra no parece ser tu fuerte. Después de todo, dijiste que tu fuerte eran los números, no las letras.

—¡Jaja! Eso explica muchas cosas.-Dice algo nervioso- ¿Le dirás esto a mi padre?

—Por supuesto, pero no te preocupes, tu nivel es bueno. Solo necesitas práctica, y se supone que ese es mi trabajo.

—Bien. — El chico se muestra miedoso.

—Le diré, pero subiré tu nivel un poco. No te sientas mal, ¿vale?

—Bien-Contesta sonriente

Eso parece calmarlo.

—Bien, me retiro. Nos veremos mañana, pero todavía tengo que hablar de los horarios con tu padre. Probablemente él te avise. — Peter se levanta.

—Espera.

—¿Qué sucede?

—¿Desde mañana que comenzamos, estaré en el piso de economía contigo?

—Sí, no puedo estar subiendo y bajando todo el tiempo. Tengo otras cosas que hacer aparte de instruirte. Dijiste que solo hoy estaríamos en tu oficina, y acepté ya que dijiste que no serías problema los demás días.

—Claro, yo lo dije, es cierto... Bueno, entonces hasta mañana, Peter. — El joven se despide y se levanta de su asiento. — Estate temprano mañana.

—Hasta mañana. — Peter sale de la oficina.

Peter camina nuevamente hacia la oficina del señor O'Hara.

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