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Después de largas jornadas en el hospital, asistiendo a cada cirugía a la que era llamado, el doctor había decidido tomar unas breves vacaciones con su esposo, vacaciones en las que simplemente se dedicarían a estar en casa y hacer las cosas cotidianas que normalmente se perdía ante ma exigencia abrasiva de su trabajo.

No era que no le gustara, porque le encantaba presumir de los buenos resultados y su excelencia como cirujano pero, por otra parte, extrañaba poder llegar a tiempo a su hogar y poder encontrar a Tony aún despierto.

Extrañaba poder dejar su cabeza descansar en el regazo del más bajo mientras veían alguna película o simplemente charlaban de como había estado su día, además, sentía que le hacía falta ser un poco más atento con él.

Ese día se levantó más temprano que su castaño esposo y se aseguró de no despertarlo. Hizo su rutina de la mañana y salió de su hogar con dirección a la tienda de comestibles más cercana. Sabía que Tony seguiría durmiendo algunas horas más y quiso aprovechar para hacer las compras además de preparar un buen desayuno para ambos, quizás incluso podrían desayunar en la cama.

Al volver, tomó las compras de los asientos traseros y cerró la puerta de su auto, acercándose hasta la puerta de su aquella casa que muchos años atrás habían conseguido, algunos meses antes de que se comprometieran. Se sentía muy afortunado de poder compartir ese lugar con alguien que significaba el mundo entero para él.

Abrió, entró y volvió a cerrar.

No hizo ningún ruido demasiado brusco, se aseguró de ello. Colocó las compras en su lugar, manteniendo el orden, orden que a veces, castaño de baja estatura "arruinaba" pero eso le gustaba. La espontaneidad del contrario le sacaba de su zona de confort y hacía de su vida algo que apreciaba. Así había sido desde el inicio y lo amaba.

Cocinó el desayuno y al acabar sirvió la comida, colocó todo en una bandeja de madera y llevó la comida hasta la habitación, colocándola en la mesita de noche antes de acercarse con cuidado a Tony.

Besó su mejilla y acarició su cabello suavemente.

—Hey... Ya despierta, no puedes seguir durmiendo todo el día—. Susurró, sabiendo que de todas maneras en el primer intento, Tony se negaría a ponerse de pie y así fue pues solo respondió una pequeña negativa como respuesta. —Vamos, cocine para ti, ¿no aprecias que alguien como yo se tome el tiempo de hacer el desayuno y traerlo hasta aquí?—.

—¿Cocinaste?—. Se hubiera permitido sonar sorprendido de no ser porque seguía bastante dormido.

—Lo sé, eso casí no pasa así que deberías aprovechar esta oportunidad que los dioses te han dado para tener el mejor desayuno de tu vida—.

—Hey, mantén los pies en la Tierra Strange—. Se giró suavemente y le regaló una sonrisa al más alto. —Buenos días—. Susurró acercándose y besando sus labios finalmente, un tierno beso que no era más que el reflejo de su felicidad, de la felicidad que sentía por tenerlo ahí.

—Buenos días para ti también—. Acomodó el cabello del genio después de separarse del beso.

No tardaron mucho en comenzar con su desayuno, hablando y compartiendo pequeños besos. Hacía mucho que no tenían una mañana así. 

Por lo general Strange desaparecía desde temprano para ir al hospital, siempre había una emergencia, siempre había algo que hacer y no podía pasar tanto tiempo en casa como Stark pues tenía la ventaja de poder trabajar desde ahí.

Cuándo la tarde llegó, se acomodaron en el sofá y pusieron una película. El de heterocromía podía sentir los dedos del genio entre su cabello, dejando caricias gentiles mientras sus ojos se encontraban pegados a la pantalla. Suspiró suavemente y se permitió cerrar los ojos un momento, sintiendo que por primera vez en meses lograba descansar.

Minutos más tarde tuvo que moverse para dejar a Tony levantarse, viéndolo caminar en dirección a la cocina. No dijó nada y solo se dedicó a esperar hasta que volvió y retomó su posición en las piernas ajenas.

—Me duele la cabeza—. Tony retomó sus caricias, recargandose contra el sofá.

—Bueno, eres muy cabezota, debe ser eso—.

Ambos rieron y simplemente se mantuvieron viendo la película, poco después el dolor desapareció.

(...)

Habían pasado días desde entonces y Strange había comenzado a preocuparse cada vez más.

Resultaba que desde hacía meses aquellos dolores habían aparecido y él no tenía ni la más mínima idea, Tony había decidido no decirle nada pues no le parecía la gran cosa además quería evitar causarle más preocupaciones al médico de las que ya tenía en su empleo, no lo culpaba, había estado ausente demasiado tiempo, ocupado con sus asuntos pero se sentía culpable.

¿Realmente había estado tan perdido en todo lo demás que dejó de ponerle atención a la única persona importante en su vida?

—Sabes que me preocupa, Anthony... No puedo creer que lleves tanto tiempo soportando esto—.

—Hey, relájate, seguro es algo del estrés y eso, ya sabes... Quiero que disfrutes de estas pequeñas vacaciones que estás tomando, sin hospital, sin pacientes, sin colegas imbeciles, estaré bien—.

—Tony...—.

—Estoy bien, Stephen por favor—.

Al final logró convencer a su esposo y ambos se quedaron un poco más tranquilos, solo un poco porque Strange aún sentía esa incomodidad y la necesidad de insistir y llevarlo con algún médico pero no quería ser dramático, si Tony decía que estaba bien entonces debería confiar en él, ¿no?

Esa noche abrazó al castaño con todas sus fuerzas hasta que lo sintió quedarse dormido. Observó su rostro, acariciando gentilmente su mejilla.

—Lamento haberte dejado solo tanto tiempo... Prometo que no pasará de nuevo, te lo prometo—. Murmuró manteniéndolo entra sus brazos, con su mirada fija en el rostro ajeno. —Te amo, Tony—.

Besó su mejilla, acomodándose a su lado para poder dormir también aunque se mantuvo abrazandolo.

Terminó por quedarse dormido poco después, cuándo logró silenciar todos sus pensamientos.








Volví de entre los muertos, será una historia corta pero espero que la disfruten :)

𝒓𝒐𝒎𝒖𝑻 | 𝑰𝒓𝒐𝒏𝑺𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora