Capitulo 3

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***Dentro de la mente de Valentina

-Buenas tardes hermanita. - Dije al verla y la alcé en brazos, en un emotivo abrazo. Eva y yo nos veíamos bastante poco para la buena relación que llevábamos.

Eva tenía 24 años y había comenzado desde hace muy poco a trabajar en una empresa de decoración, le encantaba ese mundo. Venía vestida con unos vaqueros claros, una camisa negra y una chaqueta larga del mismo color. Su cabello le daba una apariencia sobria y es que no se podía negar que mi hermana había heredado claramente la belleza de mi madre.

-Hola Valen... -dijo riendo entre dientes- Te he echado mucho de menos...

-Y yo a ti... -la dejé en el suelo y la miré a sus ojos verdes-  Anda pasa, me imagino que ya sabes porque te he hice venir...

-Puedo hacerme una pequeña idea. Por el 28º aniversario de bodas de papá y mamá.. -sonreí con complicidad.

-De verdad que me gustaría verte más seguido... -ella rió y se sentó a mi lado en el sofá.

-¿Dónde está Sam?... -preguntó mirando de un lado y a otro.

-Vaya... ¿no sabes que se ha ido a vivir con una chica?... -ella abrió los ojos con claro asombro y noté como sus labios dibujaban una línea recta intentando aguantarse la risa, aunque no pudo evitar soltar una gran carcajada.

-Vamos, Valentina, deja de bromear, ¿está trabajando aún?...

-Que no Eva, ¿crees que tengo ganas de bromear con eso?... -dije seria. Eva suspiró y se quedó en silencio varios segundos.

-Pues era lo último que me imaginaba que iba a pasar... -hizo una pausa pensativa.- ¿Sam? ¿Nuestra Sam?... -asentí.

Le estuve contando un poco por encima como había sido la cosa, Sam hacía dos días que se había ido a vivir con Mon. Y aunque al principio tuve una reacción bastante cerrada ante esa idea, después me di cuenta de que debía apoyarla, así que hablé con ella. No iba a ser como antes lo tenía claro, mi apartamento se había quedado completamente vacío y yo demasiado sola. Solo esperaba que a Sam sí le fuera bien. Eva estaba muy feliz por aquella noticia.

-A ver cuando te enserias tú también Valentina, me tienes preocupada. Tienes 27 años, eres guapísima e inteligente, ¿qué mujer u hombre no desearía compartir su vida contigo?... -puse los ojos en blanco.

-¿Y si mejor dejamos de hablar sobre mí y comenzamos a preparar el aniversario de papá y mamá?... -ella suspiró.

-Bueno... está bien...

Mi hermana era toda una caja de sorpresas y preparar acontecimientos de este tipo con ella me divertía mucho, disfrutaba como una niña pequeña. Volvía a años atrás cuando no parábamos de reír haciéndole algunas bromas pesadas a la vecina de al lado, siempre tan cómplices, siempre tan hermanas. Y aunque ahora no nos veíamos con mucha frecuencia a causa, más que nada, de mi distanciamiento, seguía queriéndola de igual forma o más, igual que a mis padres.

Desde lo que me pasó con Rosana, me cerré en mi misma, prohibiendo así que ninguno de los seres queridos que me rodeaban pudiesen penetrar aquella puerta que yo misma había cerrado con llave para que nadie entrase, intentando así guardar ese dolor solo para mí, asegurándome de que nadie sanase esa herida, por miedo a que otra vez alguien pudiera dañarme.

-¿Entonces crees que las flores en las escaleras de entrada sobrarían?... -preguntó mi hermana- Sabes que mamá le encantan las flores y también sabes tanto como yo, que más feliz le hace a papá ver a mamá disfrutarlas... -continuó.

-Bueno, pero las eliges tú...

-¿Es que pensabas que dejaría que tú eligieras algo?... -preguntó divertida, mientras se levantaba del sofá.

Chantaje. Juliantina adapt. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora