Dust In The Wind || L.S ||

Capítulo 36

Harry deteniene su auto finalmente frente a la mansión Lombardi. El camino hasta allí se dio en un completo silencio, el que sólo era llenado por una suave melodía proveniente de la radio.

Agatha ni siquiera pidió explicaciones frente al deseo de su prometido de llevarla rápidamente hasta su hogar, sin cumplir con el objetivo principal de su inesperada visita; pasar un rato junto a Lucca, y poder saber como se encontraba el ánimo del ojiverde.

La chica aunque inocente, no era tonta, y podía notar a la perfección que Lucca, su siempre atento y galante enamorado, se encontraba aquel momento en un estado de ausencia poco usual, el que había comenzado desde su inesperado encuentro con William.

Aunque quería creer que como su cuñada Sara le había mencionado, Lucca estaba algo inquieto y ansioso por la boda que solo estaba a tres semanas, Agatha podía sentir cierta incomodidad inusual entre ambos. Había visto un gesto, que aunque pequeño, parecía una clara molestia frente a su presencia en la pequeña mansión Rossi.

-Me ha encantado tu visita, preciosa, pero no era necesario que te molestaras y fueras hasta mi casa. Si querías verme, solo debías llamar y hubiese venido de inmediato.- Lucca habla en tono suave mientras toma delicadamente la mano de su prometida ayudándola a descender del vehículo.

-Solo quería verte y confirmar que estabas bien. Sara me ha dicho que te ha visto algo nervioso en los últimos días...- Agatha sonrió tímidamente, y con una de sus manos tomó suavemente una mano del ojiverde para acariciarla.

Harry devolvió el gesto intentando verse complacido con el afecto en las palabras de su bella futura esposa, aunque sabía que en aquel instante su mente estaba muy fuera de su papel como Lucca Rossi, y solo se concentraba en la imagen de Louis y Agatha viéndose tan cercanos.

A pesar de ser Agatha siempre una chica tan dulce y carismática, Harry jamás logró sentir un sentimiento cercano a la empatía por ella, o algo que fuera más que rechazo por estar obligado a tocarla y besarla. Ahora, tras verla mirar a Louis de aquella forma tan emotiva, aquel rechazo hacia la chica se sentía más grande, y más difícil de manejar; y si Harry pudo notar en aquel instante que Agatha se veía demasiado pálida y nauseabunda, poco le importó.

-No le hagas caso a Sara, cariño. Sabes que suele ser bastante exagerada...- El rizado respondió de manera cortante, y con toda la intención de acabar con la conversación lo antes que fuera posible, pero Agatha tenía otros planes.

-Lucca, estaba pensando... podrías decirle a Massimo que invite a William y a su esposo a cenar aquí a la mansión. Sería una linda instancia para compartir con amigos...- La chica sugirió con tanta naturalidad y simpleza, la que fue inmediatamente atacada por la hostilidad con la que su prometido respondió.

La pareja que en aquel instante cruzaba el hermoso jardín de la mansión Lombardi, se detuvo justo ante una hermosa fuente de agua hecha de marfil. Sin embargo, la belleza encantadora de aquel lugar, por primera vez no parecía combinar con el ambiente hostil que se había creado repentinamente entre los futuros esposos.

-Ellos no son nuestros amigos, Agatha...- El ceño del ojiverde se profundizó al mencionar aquella palabras, las que evidentemente tomaron desprevenidas a la joven. -Solo son amigos de mi primo, yo apenas los conozco...-

Agatha observó detenidamente el gesto de Harry, y en ese instante pudo comprobar que sus sospechas eran ciertas; Lucca estaba molesto. Y aunque no entendía muy bien el motivo, por su mente pasó la posibilidad de que su futuro esposo tal vez algo fuera algo, homofóbico.

-Entonces, sería una buena instancia para hacerlos nuestros amigos. Sabes que no conozco mucha gente, y William es realmente encantador y...- A pesar de la notoria incomodidad de su prometido, Agatha siguió hablando, esperando de alguna forma mostrar su interés en mantener contacto con el ojiazul, y su esposo. Sin embargo, Harry no tardó en interrumpirla.