El Maldito Demonio

Ch111

EL MALDITO DEMONIO

C111 ¿Todavía parece una broma?

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"Entonces, antes de caminar por el camino de la muerte, ¿qué tal si me das la oportunidad de tener un duelo con uno de ustedes?" Asher preguntó como si estuviera pidiendo un deseo tonto pero inofensivo antes de su muerte.

Dreven miró a sus hermanos y hermanas al igual que ellos también lo miraron a él, preguntándose si el retrasado consorte del Reino de Bloodburn seguía siendo un idiota incluso después de despertarse.

¿Estaba tratando de engañarlos para que lo mataran rápido para que pudiera escapar de una muerte miserable?

Dreven sintió que era lo último cuando dejó escapar una carcajada similar a un gruñido: "¿Con quién crees que estás hablando, tonto insignificante? No importa lo que digas o hagas, no hay forma de escapar de una muerte muy dolorosa por ser quien eres. Deberías haberte quedado en tu pequeño castillo, sin despertarte en absoluto. Nosotros, el clan de la Luna Negra, tenemos algo de orgullo, a diferencia de ti y tu gente. No luchamos contra los que están debajo de nosotros, especialmente cuando incluso el más débil de mi manada puede romperte como una ramita".

Asher se burló y preguntó: "¿No me digas que tienes miedo?".

La expresión de Dreven no cambió cuando dijo con un gruñido sutil: "No te molestes en intentar provocarnos porque las palabras de un debilucho solo nos parecerán una broma".

Asher se dio cuenta de que malinterpretó la mentalidad de estos hombres lobo. Seguramente tenían grandes egos y orgullo, pero no en la forma en que él esperaba que fuera. Sin embargo, eso no lo detuvo cuando de repente envolvió su brazo derecho alrededor de la cintura de Merina y la atrajo hacia él, haciendo que ella dejara escapar un grito ahogado.

Sin perder ni un segundo, agarró su rostro y chupó sus labios mientras usaba la otra mano para deslizarse dentro de su vestido y apretar sus jugosos senos.

Merina tenía sus pensamientos descontrolados y no tenía idea de lo que estaba haciendo su Maestro al besarla de repente. Seguramente, él debe saber que este lugar y esta situación no eran exactamente adecuados para hacer algo como esto, ¿verdad? Pero ser besada así en una situación como esta hizo que su corazón latiera contra su pecho, su rostro rojo como una cereza. Su cuerpo estaba completamente congelado, y no tenía idea de qué hacer más que dejarse llevar por su intenso beso.