La cajita mágica

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Alguna vez pusiste la radio muy tarde de noche, bajito para no molestar a los vecinos, y te dijiste  “ La próxima canción es un mensaje de él “, o la que viene es la respuesta para mi problema.
Mi vida era tan simple, tan llena de nada que mi único esperanza de salir de ahí, era una vieja radio de bolsillo, herencia de mi abuelo, cuando digo ahí,  me refiero a un campito en medio del monte, donde nací, crecí, conocí el amor y de su mano la desilusión.
Dos horas, tan solo dos horas eran suficientes para sacarme de esa miseria en la cual estaba sumergida, navegando por mares de ensueños y volando por un mundo pintado de crayones y acuarelas.
Era una niña de tan solo 17 años y sabía que algo estaba cambiando en mi, mi cuerpo daba pequeñas señales, pero no me atrevía a asimilarlo y ni siquiera pensarlo, solo quería que el viejo reloj de pared marcara la medianoche, para disfrutar lo que era mi cable a tierra, aunque muy lejos de anclarme a ella, me transportaba a  otras dimensiones de las cuales no quería volver.
Todas las noches me hacía la misma pregunta una y otra vez ¿Cómo puede ser qué de  esa cajita con dos perillas, salga tanta magia, tantos sonidos, tanta fantasía? Pregunta que jamás respondería.
Silencio! Es mi hora de la cita, me acosté, me acurruque y éramos solo mi almohada de  plumas, mi cajita mágica y mi oido enamorado, comenzó a sonar la música, esa que anunciaba que daba el comienzo del programa, yo estaba inmóvil, controlaba hasta mi respiración, es que al menor movimiento se correría el dial, y si eso ocurría era un día perdido, un día sin sueños e ilusiones, no era un día vivido.
El locutor leía cartas, poesías, dedicaba canciones, a veces llamaba a la gente y mandaban saludos, ¡Cómo  me hubiese gustado tener un teléfono! Pero si apenas tenia esa vieja radio, ya era soñar y pedir demasiado.
El señor de mis noches, empezó a leer con voz suave y pausada:
Mujer
Te vi tejiendo escarpines,
de tu mirada vi el brillo
del bebe que va a nacer.
Tus manos en la cintura
forman la gran figura
de lo que vendrá después,
se irá creciendo la panza y
sentirás como un himno el latir
de ese niño que llevas dentro de tu ser.
Esperarás ansiosamente que pasen
los nueves meses para acariciar
su piel.
Le obsequiarías ilusiones y
sueños sin decepciones
le regalaras también.
Mujer
Que engendraste por cariño
recuerda que no  hay abismo que  te separen de él.
En tu vientre esta el tesoro
cuídalo que vale oro
por favor, cuídalo bien.

Cuando reaccioné mis lágrimas se embarcaban en mis apretados labios, mis manos se posaron en mi vientre y sentí que mi mundo ya no se reducía a una cajita mágica, que el universo latía dentro mío, y si, lo asimilé, lo pensé, lo acepté y lo amé.
Los mensajes, las respuestas no solo llegan en pequeñas señales; como una pluma, la visita de un colibrí o una suave ráfaga de viento, también podemos encontrarlas, en la lectura de algún escrito, en la biblia, En el lado V de la vida, en un poema de un loco enamorado o en una vieja carta de un gran amor olvidado

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