capítulo 4

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Lo ví alejándose a toda velocidad. Casi le salía humo de los pies, lo que me causó gracia.

Sonreí de manera espontánea y caí en cuenta de que hacía tiempo no lo hacía con tanta facilidad.

Sin fingir.

Me puse de nuevo la capucha y recojo el paraguas que avente con rabia hace un momento.

Me causó muchas emociones verlo ahí, tratando de quitarse la vida, dandole el gusto al que sea que lo puso en esa situación. Ya sea una novia, su jefe o hasta el mismo.

Me dió rabia ver qué desaprovecharía las oportunidades que a mí me hubiera gustado tomar.

"Yo no salve su vida, solo cambie la perspectiva"

Me cubro bien el rostro como hago de costumbre y camino a casa lento. Pacíficamente.

"¿Porque nunca puedo causar una primera buena impresión?"

"¿Solo sirvo para asustar a otros?"

Esas preguntas flotan sobre mi al recordar su asombro al verme. No era por belleza, no era porque evite que se lanzara por el barranco... Era por mi extraño aspecto.

Lo sé, nunca fui la chica a la que voltearon a ver por linda, sino por extraña. Ojalá hubiera sido a la que ignoraban. A la que todo el mundo pasaba desapercibida.

Llegó a casa y el aroma a humedad invade mis fosas nasales.

-Hogar dulce hogar.

Pongo a reproducir los audios que mando Christina, la única amiga que tengo, mientras me desvisto. Hago una pila de ropa húmeda que luego pondré a secar, si es que no lo olvido.

-...Luego fui a mis clases de francés, por cierto¿no dijiste que empezarás el curso? Hace falta una compañera de estudio, una que no me mire como si fuera un cupcake..

Me río alto y termino de colocarme la pijama para lanzarme sobre la cama y mensajear que quizo decir con lo de cupcake.

La única amiga. Vaya, suena solitaria mi vida pero al menos la tengo a élla.

"¿Porqué tomaría una desicion tan drástica como la de quitarse la vida?"

"¿No habría alguien que lo quisiera lo suficiente?"

Sacudo mi cabeza con fuerza y trato de olvidar aquel sujeto, pero es imposible. Es como si estuviera anclado a mi mente.

No es para menos. Casi lo veo morir.

Suena el celular y contesto sin ver, porque me frotó los ojos.

-¿Alo?

-¿Cómo es que no sabes que es un cupcake?- sonrío aún con los ojos cerrados.

-Yo si se que es un cupcake, lo que no se es que rayos tiene que ver contigo.

-No lo se, ¿Mis cachetes?

-¿Tus cachetes?¿Enloqueciste?

- Bueno, talvez exageré un poco.

-¿Quien te dice así?

Se tarda un poco en responder, lo que me hace fruncir el ceño.

- Nadie en especial.

-Dilo

Suspira sonoramente.

-No hagas drama de esto ¿Ok?

- Ajá

-Prometelo

Uy promesa

-¿A quien estás protegiendo?

-A nadie. Solo me cuido a mi misma.

-¿Te gusta el que te hace bullying?

-¡Noo!

-¡Lo sabía! Estabas mega extraña, tenía que ser que alguien te gustaba Chris.

-No se lo digas a nadie Sara.

-Oh claro que sí, iré a decírselo a mi grupo de Amiguis

-No te burles

-Tu eres la que se burla de mi. ¿Acaso tengo a alguien a quien contarle boba? Cuéntame el asunto del cupcake pero ¡YA!

-Es un tonto apodo que me puso Alexander. Dice que soy tan gordita como un cupcake.

Pude notar el tono de desgano al pronunciar la palabra "gordita". Estoy segura que lo dijo de la mejor manera para lo que debió ser realmente. Aunque quiero ir a patearle la zona privada a ese imbécil, me concentro en darle apoyo a Chris.

-Sabes, un día mi madre me dijo que los que ponen apodos lo hacen por dos razones. O te admiran o te aman.

Se ríe tímidamente y hasta aquí puedo ver sus mejillas sonrosadas.

-Eso es imposible

-Claro que no

-El nunca estaría con alguien como yo

-Tienes razón, eres demasiado para el. Seguro el lo entiende y trata de llamar tu atención de cualquier modo.

-¿Cómo haces eso?

-¿El que?

-Puedes darle ánimo a alguien. Hacerla sentir suficiente, pero tú misma no eres capaz de ver qué tú eres mejor que cualquiera.

Me encojo de hombros.

-El entrenador no juega cariño

-Que estupidez

Finjo un bostezo

-Creo que hablamos mañana, recuerda ponerte ese vestido lila para que Alexander vea a un Cupcake con merengue lila

-Eres una idiota

-Te quiero un montón, descansa.

-Descansa

Coloco el celular al lado de mi cabeza y me saco los lentes de contacto con cuidado para proceder a guardarlos.

Ahogo un grito con la almohada.

A veces puedes ayudar a otros pero a ti no. Vives un día a la vez, luchas con un odio a la vez.

Hasta los que odian al mundo aman a alguienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora