01. Beginning of everything.

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— 16 de agosto del 2012 —

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— 16 de agosto del 2012 —


STUTTGART


|1:00 p.m.|

Me encontraba bailando, normal como todos los días, moviendo mis caderas al ritmo de la música mientras los clientes observan, sin disimular las grandes ganas que tenían por tocarnos demás.

Mis compañeras y yo nos acercamos a cada uno, escogiendo a quien bailarle; aunque no quisiéramos era nuestro trabajo. Mi mirada se poso en un hombre pelinegro, sus ojos eran tan negros, la sombras que tenia en estos lo hacía ver más atractivo que sin dudar me acerqué a él.

El hombre me miraba mientras pasaba su saliva.

"¿Puedo servirle?" Recargue mi brazo en mi cintura, quedando enfrente de su figura grande y delgada.

"Con gusto acepto." Se levanto de su asiento. Me acerco a su cuerpo con sus manos en mi cintura.

"No toques demás, a menos que quieras que te saquen." Susurré en su oído, sin negarme a ellos.

"Entonces no me provoques." Apreto mi cintura con sus manos delgadas y grandes, haciéndome estremecer.

Empece a bailarle, tomándolo del cuello con ambas manos, sintiendo como se pegaba más su cuerpo al mío.

"¿No puedes atenderme de otra manera?" Pregunto con una sonrisa perversa, llevándo mi rostro al suyo con su dedo en mi barbilla.

"No hago ese tipo de servicios." Dejaría en claro al verlo fijamente, pero esta vez fue diferente. Con ambas manos me acerque a su oído. "Pero puedo hacer una excepción." Y susurre llevando una sonrisa para su mirada oscura.

"Entonces que esperamos." Estaba dispuesto a no soltarme, podía sentirlo al ver su fuerza en ella.

Lo tomé de la mano, alejandolo fuera de este cuarto, para dirigirnos a otro donde había un enorme sillón.

Al cerrar esta, podía ver como se sentaba, acomodándose con los brazos a lo largo del sillón. Me acerqué y subí encima de él, sus manos tomaron mis caderas, podía sentir mi piel suave debido a la lencería que traía; trabajo en un burdel, así que no teniamos que tener ropa en este lugar, simplemente unas telas que cubrian nuestras partes más íntimas.

Sin dudarlo junte mis labios con los suyos. Él empezó a bajar sus manos, tocando mis nalgas.

"¿Cómo te llamas, linda?" Pregunto agitado por la excitacion que estaba provocando en su miembro al frotarse.

"Uhm... ¿Para qué quieres saber...? Si de todos modos lo vas a olvidar." Moví mis caderas en este, sintiendo la dureza que se formaba entre su pantalón.

The worst nightmare... ; Bill Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora