⁕ Capítulo 7: Los Kaulitz y Heidi ⁕

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Mis ojos se abrieron permitiendome observar una habitación que, claramente, no era la mía. El lugar era cuatro o quizás cinco veces más grande que el cuarto de mi hogar donde sólo disfrutaba de una cama, una mesa de luz y una silla. Lo último que recordaba era el momento en el que subí al auto de Bill para encaminarnos a su mansión y luego, sólo recordaba pequeños flashbacks. Las malditas pastillas que había consumido en casa de Rick, decidieron actuar cuando me encontraba con Bill. Bueno, honestamente, tuve suerte de que no hicieran efecto mientras los oficiales se llevaban a Carol.

Al retirar las sábanas que cubrían mi cuerpo pude notar que vestía un pijama de satén blanco. En ese momento, tuve un pequeño recuerdo borroso de Rebecca colocándome las prendas de ropa. Un par de pasos más adelante había un escritorio de color blanco con una silla del mismo tono y encima de la misma descansaba un vestido largo de color verde oliva con unas sandalias bajas de color marrón. Junto a la prenda había una pequeña nota.

Vístete y baja a desayunar.

- Becca

Pronto, me deshice del pijama para reemplazarlo por las prendas frente a mi y giré en dirección al enorme espejo que adornaba la habitación en su lado izquierdo. No pude evitar sonreír al verme vestida de tal forma. Lucía elegante y simple al mismo tiempo, cara sin llegar a ser presumida y el color definitivamente hacía juego con mi cabello y ojos. Que bonito sería tener esta vida, pensé.

Al salir del cuarto, caminé en dirección a las escaleras y dejé que las voces que escuchaba a lo lejos me guiaran hasta la cocina. Al detenerme en el marco de la puerta, capturé la atención de las gemelas, quienes se encontraban sentadas en la mesa principal junto a Tom y Rebecca se encontraba de pie exprimiendo un par de naranjas. El rostro de esta última se iluminó al analizarme de pies a cabeza.

— ¡Mírate! Sabía que ese vestido te quedaría como anillo al dedo — Pronunció la morena.

— ¡Buenos días Alessia! — Le siguieron las gemelas al unísono.

— Lavé tu vestido negro, está en una bolsa en la entrada — Habló Tom sin siquiera verme.

— Buenos días — Saludé a las pequeñas. — Muchas gracias por esto y perdón si causé alguna molestia anoche, no puedo recordar mucho — Rebecca simplemente me sonrió amablemente antes de que mi vista se dirigiera a la ventana que conectaba con el jardín en un intento de encontrar a Bill con la mirada.

— Bill se fue al estudio — Me respondió la mujer al percatarse de mi gesto. — Ven, desayuna y luego Tom te llevará a donde necesites. Hice cupcakes — Entonces, elevó una bandeja de metal donde podían observarse las exquisitas preparaciones. Rebecca era una maravillosa anfitriona pero me sentía algo avergonzada por haber dormido en su casa y por estar usando su ropa. Además, no recordaba ni la mitad de las cosas que hice la noche anterior y como dije antes, no estoy acostumbrada a tanta generosidad desinteresada.

— No te preocupes. No suelo desayunar por las mañanas y prefiero tomar el autobús — Mentí. Seguidamente, un profundo suspiro se escuchó por parte de Tom.

— Sea lo que sea que tengas que hacer de seguro puede esperar a que pruebes los cupcakes de mi esposa.

Tom tenía un buen punto. Esa mañana tenía pensado ir a visitar a Carol en prisión para escuchar su versión de los hechos. Quería que ella me mirara a los ojos y admitiera sus verdaderas intenciones pero los enormes ojos expectantes de las gemelas, la sonrisa de Becca y el olor a panadería que inundaba mis fosas nasales me permitió cuestionarme ¿Qué sucedería si por una vez en la vida, elegía aquello que permitiera unir los pequeños trozos de mi corazón (aunque sea por un segundo) en lugar de todo lo que terminaría por destrozarlo? 

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2023 ⏰

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Wildest Dreams 2.0 - Bill Kaulitz (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora