⁕ Capítulo 2: Avecilla ⁕

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Mis ojos se encontraban clavados en el café que reposaba en el interior de la taza frente a mi. ¿Cómo podía conseguir dinero rápidamente? era lo único en lo que podía pensar.

— ¿Señorita? — Escuché que alguien pronunciaba detrás de mi. Entonces, tomé la taza de café y curve mis labios en una encantadora sonrisa antes de dar la vuelta y dirigirme al hombre que estaba sentado en el desayunador.

— Lo siento, aquí tiene su café. Espero que lo disfrute — El masculino simplemente asintió y se apresuró a llevar el material de porcelana a su boca.

Mucho más atrás, observé que un hombre de aproximadamente unos cuarenta años, mantenía la vista fija en mí. Seguidamente, tome el menú entre mis manos y me acerqué a su mesa.

— Buenas noches, aquí está el menú con todas nuestras especialidades. Cuando se encuentre listo para ordenar puede llamarme — De nuevo, mi rostro forzaba los músculos de mis labios y mejillas para parecer amable. Sin embargo, lo que menos observó el hombre fue mi sonrisa. Sus ojos recorrieron detenidamente mi cuerpo desde la punta de mis pies hasta mi busto y finalmente, observó mi rostro.

— ¿Tu vienes en el menú, preciosa? — En otras circunstancias podría haberlo insultado pero estaba acostumbrada a recibir este tipo de comentarios en mi trabajo.

— Mala suerte, si estuviera en el menú de seguro no podría pagarlo — Bromeé. El hombre emitió un sonido divertido y luego se encargó de capturar el papel entre sus manos para comenzar a analizarlo.

Por ocho horas de trabajo recibía una paga de ciento cincuenta dólares diarios. No soy una experta en matemáticas pero para saldar la deuda de mi madre debería trabajar al menos cuatro años y por supuesto, los tipos a los que Carol les debía no esperarían esa cantidad de tiempo.

Poco a poco el restaurante fue quedando desierto. Ahora sólo quedaba una anciana comiendo una pizza en una esquina y el baboso que había atendido con anterioridad. No pasó mucho tiempo hasta que el hombre decidió llamarme para efectuar su pago.

— ¿Haces algo más tarde?¿Te gustaría salir un rato? — Su vista se mantenía fija en su billetera, al igual que la mía. Dentro del accesorio pude observar una cantidad considerable de billetes. Entonces, el hombre elevó su rostro y se percató de mi gesto.

— Seré honesta, no estoy interesada en absoluto pero admiro que lo intentaras — Capturé los billetes correspondientes al pago de sus alimentos y antes de darme la vuelta, el hombre volvió a hablar.

— ¿Estarías interesada si te pago? — Mi cuerpo se quedó inmovilizado en su lugar. ¿Acaso me pagaría por salir con él? Oh, claro que no grandísima idiota es obvio que el hombre quiere otra cosa. Debo admitir que por un momento, su oferta me pareció tentadora pero no, no podría humillarme de tal manera. Además, el hombre era, quizás, unos veinticinco años mayor que yo. Desagradable. — Ochocientos dólares — Ofertó.

No tenía idea cuánto cobraba una trabajadora sexual por sus servicios, pero sabía que debía trabajar una semana completa para alcanzar esa suma de dinero. Un sabor amargo se apoderó de mi boca y tragué saliva con mucha dificultad. ¿De verdad estaba considerando acostarme con un extraño por ochocientos malditos dólares? En ese momento, la imagen del tipo de la otra vez ingresando a mi hogar y apuntando (de nuevo) su arma hacia la cabeza de Carol hizo que mis dudas desaparecieran.

— Cierro en un momento, puedes esperarme en el callejón de aquí a la vuelta.






— Eres una dulzura — Susurró el hombre en mi oído antes de quitarse el preservativo y arrojarlo al contenedor de basura que se encontraba a un lado. Mis piernas temblaban, pero no por placer. Mis manos se encontraban apoyadas sobre el frío material de la pared y pude sentir unas gotas deslizándose sobre la piel de mi rostro. ¿Qué había hecho? Mordí mi labio en un intento de contener el llanto y me apresuré a subir mis bragas para esconderlas debajo del vestido que formaba parte del uniforme de trabajo. — Aquí tienes, si necesitas más no dudes en buscarme, primor — El hombre extendió el fajo de billetes y luego de que lo colocara en el interior de mi bolsillo, se fue.

Wildest Dreams 2.0 - Bill Kaulitz (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora