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Jaeyoon parecía apagado y Jongseong tenía miedo.
Desde el día del beso en el patio no habían vuelto a tener contacto, porque cada vez que el pelinegro quería hablarle el castaño casi que salía corriendo, y Jay se sentía mal si lo presionaba a hablar.
Pero se miraban de lejos, ambos con las mismas ganas de acercarse al otro.
Pero Jake se obligaba a huir, él creía que Jay se merecía algo mejor, y lo ignoraba y se apartaba para que no cometiera un error.
Si Park Jongseong era tan ciego como para no ver lo que se merecía, él se lo haría saber.
Y así pasaron días, y por un momento Jaeyoon creyó que había funcionado.
Hasta que un día volvió a encontrarse con Heeseung en el pasillo.
No era como que nunca lo había visto, pero nunca había quedado con tan poca gente, y el contacto visual que hicieron lo intimidó.
Lo notó reír.
—¿Cómo estás, Jakey? —preguntó el mayor acercándose, el rubio no respondió—. Oh, me alegro. ¿Qué tal todo con Jay?
Jake tomó con fuerza las tiras de su mochila y se dignó a caminar lejos, pero el moreno lo tomó por los brazos y lo detuvo.
—Wow, wow, ¿a dónde vas? Estamos en el receso, no hay clases, ¿cuál es el apuro?
Jake comenzó a temblar, bajando la vista a sus pies, el pasillo ahora sí estaba vacío y sólo quedaban ellos dos.
Heeseung lo tomó del mentón con fuerza, levantando su cabeza.
—Mírame, zorra —habló, su voz grave lo hizo temblar más—. Te recomendé a un amigo, Choi Yeonjun, ¿te suena?
Jaeyoon asintió levemente, Heeseung sonrió un poco más, sus profundos hoyuelos se marcaron aún más.
—Me dijo que estuvieron durante la noche, ¿me equivoco?
Jaeyoon negó.
Esa misma noche había vuelto a trabajar luego de descansar un tiempo por lo maltratado que había quedado su entrada luego de que Heeseung lo tomara en aquella fiesta, y su primer cliente había sido aquel chico, que pagó atención por toda la noche.
—¿Cómo has quedado? Yeonjun es un poco... sádico —Heeseung había llevado una mano hacia el trasero de Jake, apretando una nalga con fuerza y haciendo que una mueca de dolor apareciera en el rostro de Jake.
Y Heeseung no mentía ni un poco.
Yeonjun no había dañado su culo como Heeseung, pero si lo había azotado con fuertes nalgadas y previamente con una fusta, porque el joven estaba muy dentro del fetiche de sadismo y masoquismo, de dominación y sumisión.
