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Jake acomodó su capucha antes de entrar a la escuela por una última vez, apretando un poco el sobre en su bolsillo.
Divisó a lo lejos a Sunghoon, y por más que lo que menos quería era acercarse a su matón, era el único en que confiaba para darle la carta a Jay.
No podia negar que el chico había cambiado drásticamente, desde que Jongseong lo había mandado a la mierda unas semanas atrás.
Sunghoon ya no se juntaba con Heeseung, ni con nadie, y tenía un aura tan triste que no daban ganas de acercarse. El matón había quedado atrás y ahora parecía una persona atormentada por todo lo que había hecho.
Nada alejado de la realidad.
—Uhmm.. ¿Sunghoon? —lo llamó el castaño, el castaño se volteó, Jaeyoon notó que el chico ya no lo mirada de la misma forma que lo hacía cuando lo golpeaba, o le decía cosas feas, nada de ese brillo divertido y casi maligno. Ahora era una mirada totalmente apagada.
Sintió algo de pena por él.
Sacó el sobre de su bolsillo y lo extendió hacia él, los ojos de Sunghoon lo siguieron.
—¿Podrías darle esto a Jay? —pidió.
Sunghoon tomó el sobre con lentitud.
—Es algo para él, no lo leas —dijo el castaño.
El menor asintió, sosteniendo el sobre entre sus manos, alzó su triste mirada de nuevo hacia Jake.
—Gracias —dijo el castaño, sonriendo un poco—. Adiós, Sunghoon —añadió, antes de voltearse para salir de la escuela.
—Jay te esperó toda la primera hora —dijo el chico, su voz sonaba ronca, haciendo que Jaeyoon detuviera el paso.
—Lo sé —murmuró.
Escuchó a Sunghoon acercarse a él, se encogió con algo de miedo, pero se sorprendió cuando el otro apoyó su mano suavemente sobre su hombro.
—Jay te quiere en serio, Shim —dijo, aunque la mirada de Jake no se movió del suelo, estaba atento a sus palabras—. Es absurdo que no me haya dado cuenta antes de cómo te miraba; y ayudé a Heeseung aquella noche sin saber que también le haría daño...
Jake frunció un poco el ceño, Sunghoon hablaba con un tono tan real que no pudo evitar alzar su vista para mirarlo, notando que en sus ojos había lágrimas.
