Narra Lissa:
Soplé entre mis dedos, buscando calor apenas salí junto con Marley del edificio.
Observé las tonalidades del cielo que se empezaba a tornar más claras, azul. Hace una hora amaneció y con ello, me desperté para salir a correr y poder quitarme el peso de encima.
A pesar de haber dormido tres horas, salí a correr. Corrí tres vueltas a la calle de mi vecindario, luego, me fui a un parque que quedaba cerca de un supermercado donde compré agua.
Agradecí que estuviera el día soleado pero con brisa fresca y fría. Me senté cerca del lago y contemplé los pájaros tomar del suelo las pijas de pan o de comida.
Cerré los ojos, pero me arrepentí de hacerlo porque volvió a aparecer aquella escena de la que no quería volver a vivir: a Lucy bajo un charco de sangre.
Exaltada, volví a abrir los ojos y me levanté rápido.
—Venga, Marley, vámonos a casa— me agaché y cuando vino a mí le acaricié la parte de atrás de las orejas.
Volvimos a casa, me duché y vestí. Le dejé a Marley la comida, agua y cerré la puerta del apartamento para ir a ver al equipo.
No les volvía a ver desde hacía cuatro días. Me adentré a la estación donde visualicé los grandes camiones y la ambulancia Y la brillante luz de las lámparas que alumbrada el lugar.
—¡Lissa!— gritó Hen al verme subir las escaleras.— Qué alegría verte.
Se acercó a abrazarme y luego la siguió Chimney y Bobby.
Empezamos a hablar un poco de todo, deseaba poder quedarme con ellos a charlar más tiempo. Luego, apareció en mi campo de visión Buck y Eddie.
Cuando mis ojos se cruzaron con los de Eddie, supe que Buck se lo había contado. ¿Por qué se lo tenía que decir él?. Sabía que Buck se preocupaba mucho por mí y por Maddie, pero era mi asunto, y no tenía derecho a contárselo a los demás.
Un dolor se instaló en mi pecho cuando Eddie me miró con pena. Odiaba que me mirarán de esa forma, era como un pequeño recordatorio de la mierda de pasado que tuve. Me saludó dándome dos besos en la mejilla. Y hablamos de que sí quedábamos esta noche para cenar, yo le dije que hoy estaría ocupada. Bueno, "ocupada". Tampoco tenía tanto que hacer para no quedar con él.
Salí de la estación pensando qué haría para estar distraída. Tenía que... Miré en mi móvil que me estaban llamando. Era Simon. Extrañada descolgué la llamada y una respiración pesada se escuchaba a través del móvil.
—¿Hola?, ¿Simon?.
—¿Lissa?....
—Oye, ¿Estás bien?—me preocupé, ya que él nunca me llamaba si no era para pedir cita.
—Mi madre...ella...—su voz se rompió.
Me encogí en mi lugar, estremecida por lo que estaba pensando. ¿Le había pasado algo grave a su madre?. Tal vez por eso me llamaba.
—¿Dónde estás?.
Cogí las llaves de mi coche y corrí hacia casa con el teléfono en la oreja escuchando cada minúscula respiración de Simon. Me dijo que estaba en el hospital. Colgué la llamada y pisé fondo al motor para estar allí rápido.
Estaba frente a la puerta de la habitación. La abrí con el corazón encogido. La habitación era pequeña, con un ventanal grande que entraba la luz del día. Y en el centro de la habitación, se encontraba el cuerpo dormido de la madre de Simón. Y él, estaba a su lado con un moretón el la mejilla y el labio roto.
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La hermana de Buck y Maddie(Eddie Díaz)
Fiction générale¿Qué pasaría si Buck y Maddie tuvieran otra hermana?, una melliza, quizá. ¿Y si su hermana se enamorara del mejor amigo de Buck?. Sí, es Eddie Díaz, tal y como está en el título de la historia. Lissa, la hermana de Buck y Maddie, se muda a los Ánge...