Capitulo 1: Sombras del crepúsculo

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En el pequeño pueblo de Vale de Kara, el aire vibraba con la magia ancestral que fluía a través de sus calles adoquinadas y casas de madera. Las criaturas fantásticas se escondían en los rincones oscuros, observando a los habitantes con ojos curiosos. La bruma matutina envolvía la ciudad, otorgándole un aire misterioso y encantador.

Douglas Lancaster era conocido en Vale de Kara, por su espíritu amable y su pasión por la música. Era en el centro del pueblo donde solía tocar su guitarra, deleitando a los lugareños con su voz melodiosa y acordes emocionantes. Pero, más allá de su talento musical, Douglas tenía un don especial para percibir la magia que impregnaba cada rincón de la ciudad.

Clarisse Everwood, por otro lado, era un enigma para la mayoría. Su belleza deslumbrante y aura enigmática la convertían en el centro de atención cada vez que caminaba por las calles deVale de Kara

. Sin embargo, a pesar de su apariencia encantadora, Clarisse llevaba consigo un secreto que la atormentaba: la existencia de un culto oculto en las sombras del pueblo.

El culto se llamaba "La Orden del Sol Negro" y su origen se perdía en los anales del tiempo. Sus miembros eran selectos y desconocidos para el resto de los habitantes. Se decía que practicaban rituales oscuros y que poseían un poder que trascendía la comprensión humana. Si bien sus acciones permanecían ocultas, existía un aire de temor entre los lugareños, quienes evitaban hablar sobre el culto en voz alta.

Clarisse, a través de encuentros fortuitos, había descubierto la existencia de la Orden. Su sed de conocimiento y su naturaleza inquisitiva la llevaron a investigar los misterios ocultos en las sombras. Pero cuanto más profundizaba en el mundo secreto del culto, más peligro se encontraba.

En la tranquilidad del día, Douglas continuaba su rutina musical, ajeno a los secretos que yacían en las sombras. Sin embargo, su instinto lo llevaba a sentir que algo no estaba bien en el pueblo que había llamado hogar toda su vida. Cada vez que veía a Clarisse, percibía una sombra en su mirada, como si llevara consigo el peso de un oscuro secreto.

Una tarde, mientras Douglas se preparaba para interpretar una de sus canciones favoritas, notó que la multitud estaba inusualmente tensa y distante. Las miradas preocupadas y los susurros apagados llenaban el aire, y un murmullo inusual corría entre la gente. Al terminar su actuación, Douglas se acercó a uno de sus amigos cercanos, Peter, para averiguar qué estaba sucediendo.

"¿Qué está pasando, Peter?", preguntó Douglas, notando la inquietud en el rostro de su amigo.

Peter suspiró y miró a su alrededor antes de responder en un tono apenas audible, "Se dice que la Orden del Sol Negro ha estado haciendo movimientos extraños últimamente. Han estado reclutando a nuevos miembros y su presencia se ha vuelto más visible. La gente está asustada".

El corazón de Douglas latió con fuerza mientras la información se hundía en su mente. Sabía que debía proteger a Clarisse y a todos los habitantes del pueblo de cualquier amenaza que se cerniera sobre ellos. Con la determinación ardiente en su interior, decidió adentrarse en los misterios del culto y descubrir la verdad detrás de su existencia.

Esa noche, mientras la luna se elevaba en el cielo estrellado, Douglas siguió a Clarisse sigilosamente hasta las afueras del pueblo. La joven parecía nerviosa y cautelosa, lo que aumentaba aún más su preocupación. A medida que se adentraban en el bosque oscuro, la sensación de peligro se intensificaba, pero Douglas no vaciló en su propósito.

Finalmente, Clarisse llegó a una pequeña gruta oculta en la maleza. Una débil luz resplandecía desde su interior, revelando la entrada al santuario del culto. Con el corazón latiendo con fuerza, Douglas se ocultó detrás de los árboles mientras observaba la ceremonia que tenía lugar en el interior.

La visión que presenció fue asombrosa y aterradora a la vez. Los miembros de la Orden estaban vestidos con túnicas negras, sus rostros ocultos tras máscaras sombrías. En el centro del santuario, una esfera brillante irradiaba una energía oscura y misteriosa. La atmósfera estaba cargada con la presencia de poderes arcanos que escapaban de la comprensión humana.

Douglas entendió entonces que el culto representaba un peligro para todos en el pueblo, y Clarisse estaba en el centro de esa oscuridad. Su determinación se reafirmó en ese instante. Debía descubrir la verdad detrás de la Orden del Sol Negro y proteger a aquellos que amaba de sus malévolos designios.

Con una mezcla de temor y valentía, Douglas se retiró del lugar, prometiéndose a sí mismo que regresaría para enfrentar los secretos que acechaban en las sombras de Vale de Kara. El destino de Clarisse y el pueblo entero se encontraba en juego, y él no permitiría que la oscuridad prevaleciera.

Con el amanecer acercándose, Douglas regresó al pueblo, pero su corazón ya había emprendido un viaje hacia lo desconocido, decidido a enfrentar los peligros que acechaban en las sombras y a descubrir la verdad detrás del culto que había encontrado a Clarisse.

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