Cap2.- Quiero irme.

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7:30 p.m.

Me ponía unos pendientes que siempre usaba, unas arracadas doradas, llevaba un vestido celeste largo y pegado al cuerpo, el color celeste era mi favorito, es como el suave cielo o el mar abierto y fue el último color que vi en los ojos de mi madre cuando se marchaba, no la culpo, mi padre siempre fue un terrible hombre, lo que no le perdonaré es que no me llevara con ella.

-¡Hija!, apresúrate, no podemos llegar tarde.- Gritó mi padre desde las escaleras, me puse unos tacones dorados a la velocidad de la luz, tome mi bolso blanco y baje las escaleras.

-¿A donde iremos?.- Pregunté mientras veía como mi padre me inspeccionaba de pies a cabeza.

-El camino es largo, no quiero que lleguemos tarde.- Mi padre veía su reloj de bolsillo con unos nervios terribles, lo que hacía que yo estuviera más nerviosa, subimos al auto que mi padre solo usaba en ocaciones especiales lo que hizo que la curiosidad me consumiera.

Encendió el auto y nos fuimos, el camino era silencioso pero sus manos temblaban.-Padre, ¿estás bien?.- El me miró rápidamente y volteó su mirada al camino.

-Si, estoy muy bien.- Su respuesta no me convencía del todo, cada vez nos adentrábamos más en la carretera, el camino se volvía oscuro y había muy pocos autos, era extraño, ¿por qué nos alejábamos tanto de la ciudad?.

Faltaban 5 minutos para las 8 y eso causaba que mi padre se pusiera aun más desesperado.-Hija, necesito que te portes bien, necesito que hagas esto por que ayudará a mi negocio a mejorar.- Ahora las palabras de Josh me parecían más reales sobre lo de casarme con un árabe millonario.

Unos pequeños faroles empezaron a ser visibles, la tenue luz que rodeaba una enorme casa, una mansión, me sorprendió que mi padre conduciera el auto en aquella gran casa, había un portón muy grande pero era custodiado por cuatro hombres muy musculosos, uno de ellos se paró en la ventana y mi padre la abrió, el hombre miro hacia dentro del auto donde estaba yo, me sentí helada cuando sus ojos recorrieron mi cuerpo, ellos abrieron el portón que por sus expresiones debía ser muy pesado, entramos por el portón y mi padre estacionó en el auto afuera.

-Hija, tendrás que quedarte aquí unos días.- Su voz era fría, ni siquiera podía verme a la cara.

-¿De que hablas?, ¿cómo que quedarme?, no sé ni dónde me estás dejando.- Mi tono era molesto y claro que lo estaba, ¿por que él me dejaría aquí?, ni siquiera sé quien vivía en este lugar.

-¡Cállate!, haz lo que te pido.- Golpeó el volante del auto y yo pegue un brinquito, todavía no me miraba a la cara

-¿No vendrás?.

-¡No!, ¡ahora baja del puto auto!.- Él gritó y sentí escalofríos por mi piel, sin decir más baje del auto y cerré la puerta, en cuanto cerré la puerta mi padre arranco el auto y se fue de ahí, eso causó en mi mucho miedo, pánico, mi padre no era un santo y yo lo sabia, es muy probable que me atrajera hasta la boca del lobo pero él sigue siendo mi padre y yo lo seguí.

En la puerta había un señor, parecía muy elegante y en cuanto me vio su sonrisa se hizo grande.

-Señorita Cameron, un gusto tenerla aquí.- Él se acercó a mi y tomó mi mano para saludarme, yo solo lo mire confundida.-Él señor kaulitz la espera.- Me congele, ¿qué mierda?, mi padre me trajo con el idiota de Tom Kaulitz, ¿cómo me hizo esto?, mierda, tengo que salir de aquí.

Solté la mano del señor y me di la vuelta para salir de ahí en ese mismo momento.

-No le recomiendo irse señorita, sabe que esto es lo mejor para su familia.- En cuando él hombre dijo eso me paralice, tengo que hacer esto por mi familia, si, mi familia me ha tratado como mierda por años pero los sigo amando, de igual manera esto solo será una cena, no tengo que salir con él ni nada y mucho menos quedarme aquí por tanto tiempo, dijo mi padre que solo serían unos cuantos días.

We were born to die.- Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora