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–Además, de la misma manera en que criaste a mi hermano, nosotras podemos tener un bebé.

La mujer suspiró.

–Tienes toda la razón, hija mía, no necesitan tener un hijo biológico. – sonrió – Ya no me preocuparé más, confío en tu instinto, si sientes que la señorita Blight y tú están destinadas no soy nadie para traerles negatividad.

Luz saltó sobre su madre, dándole un fuerte abrazo.

–Te juro que todo saldrá bien, ¿comprendes mamá?

Camila asintió.

–Bien, pues, después de sacar aquello de mi mente, tenemos un traje que medir.

–¿No me confeccionarán uno? – preguntó Luz confundida.

–Es la tradición, aunque... si eres Manuel Noceda, ¿por qué no vestirte como tal?

La reina tocó una campanilla, que reposaba a los pies de su trono. Una de las puertas adyacentes al salón se abrió, dejando pasar a una sirvienta con una caja de madera, la cual estaba tallada con unos hermosos patrones florales.

–¿Qué es esto, madre?

Se levantó y caminó hacia la mujer, abriendo la caja con delicadeza, y sacando de esta una camisa.

–Este es el traje que usó tu padre en nuestra boda, – lo acarició suavemente, con una gran sonrisa en los labios – siento que él hubiese querido que lo usaras, corazón.

La chica quedó boquiabierta, sentía las lágrimas acumulándose en sus ojos.

–¿E-En serio mamá?

–Claro mi hija, – compartieron otro abrazo – siempre has lucido mucho como tu padre.

Por otro lado, en una de las tantas recámaras del castillo, Odalia elegía el vestido para su hija.

Obviamente, no había necesidad para que ella estuviese allí, ya que su madre sabía exactamente cómo quería que se viera.

Aún así, sin pensarlo dos veces, Lilith fue a buscarla.

Eran muchas las ocasiones en las que sentía que Odalia menospreciaba a Amity, no entendía cómo era posible que una madre tratase de tal forma a su hija.

Caminó por el largo pasillo hasta toparse con Edalyn.

–Que sorpresa encontrarnos así, Lily.

Eda, estoy buscando-

–A la joven Blight, me lo imaginé, sígueme. – se dio la vuelta rápidamente, y empezó a caminar.

Las hermanas no pensaron que volverían a verse nunca más, era algo que no pasaba ni en sus más locos sueños, pero aquí estaban, reunidas de nuevo de una forma que nunca se habrían imaginado.

Subieron las escaleras y llegaron a la puerta de la habitación.

–Muchas gracias, Edalyn. – caminó frente a ella, perdiéndola de vista.

–Lily, – tomó su muñeca, haciendo que la atención de su hermana volviese a ella – ¿no me extrañabas?

Hubo un momento de silencio.

Lilith apartó su mano del agarre de Eda.

Tocó la puerta y se presentó antes de abrir.

Antes de entrar respondió, casi en un susurro: "Claro que sí, hermana", para luego cerrar la puerta tras de ella.

Al escuchar acerca del vestido, Amity se puso furiosa, aquello era algo tan típico de su madre.

Lo odiaba. Y mucho.

Toda su vida han elegido por ella, pero ya estaba harta. Esta era su boda, por Dios Santo, no iba a aceptarlo.

–Lilith, llévame con mi madre.

La mujer asintió, se dio la vuelta, y la guió hasta la habitación en la que se estaban quedando sus padres.

Royal Fiasco [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora