Viernes 10 de noviembre

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Desde la visita anterior Will se encuentra más ansioso de lo normal. Cuando su mente se acelera, alucina. Cuando alucina, piensa más claro, extrañamente. Pero hoy no hay alucinación, ni imaginación, o recreación. Solo ansiedad.

-Interpreta la evidencia, se dice a sí mismo pero no hay evidencia; Hannibal simplemente no está.

Asimismo, esas palabras le recuerdan a Beverly y la angustia lo sorprende. Vuelve a su asesino: Hannibal. ¿Por qué querría encontrarlo? Lo prefiere muerto. Aunque tampoco desea que la vida del infame doctor Lecter se vea detenida por un evento tan arbitrario como un accidente o víctima de la inseguridad en las oscuras calles de Baltimore. Will sabe que no soportaría tal ironía.

-Eres un bastardo con suerte, Graham, entre risas retumba la voz de Chilton. Will se sorprende al verlo.

-¿Ahora qué hice?, pregunta frotándose la cara.

-Tres de los doce jurados se encuentran desaparecidos desde anoche.

Will se levanta y va hacia el psiquiatra.

-Qué conveniente. Desaparecidos. El viernes anterior al veredicto, dice engreído Frederick.

-No creo que esto me ayude.

-No sé a qué santo le rezas pero tiene unos tiempos perfectos.

El doctor se echa a reír y Will entrecierra los ojos. Había terminado de beber su regalo la noche anterior y la cabeza le latía.

-¿Qué se sabe de Hannibal?

-Nada aún. ¿Realmente estás preocupado?

-Me intriga, sí. Es preocupante que Hannibal desaparezca así.

-¿A qué se debe tu preocupación?

-¿A qué te refieres?

-¿Realmente temes que le haya pasado algo?

Will respira profundo y enfoca sus ojos en los del otro.

-No puede estar muerto, Frederick. Debe pagar por lo que me hizo, no puede-

-No está muerto, Will -interrumpe Chilton-, simplemente desaparecido. Y deberías terminar con esta narrativa. Ya es algo hartante.

-Tú sabes que soy inocente.

-Yo solo sé que tengo al Destripador en mi hospital.

El psiquiatra se marcha y Will suspira. Hannibal no puede estar muerto porque aún hay cosas sin resolver, sin decir. Will está harto de tragarse las palabras, quiere decirle una y mil veces más que lo odia, que detesta haberlo conocido, que puede engañar a todos pero él sabe la bestia que es Hannibal.

-Me freíste el cerebro, me manipulaste como un juguete, te divertía verme cada día peor..., piensa en voz alta y comienza a temblar. Luego de la encefalitis desarrolló un temblor en situaciones particulares, y el llanto se le daba más seguido.

Precisamente, las lágrimas no tardan en aparecer y llora hasta perder la noción. En algún momento se queda dormido y es la voz de Matt la que lo despierta.

-Mi bello durmiente..., le susurra.

Will se frota los ojos, desorientado, y mira al guardia con una sonrisa.

-¿Lo encontraste?

Matthew sonríe y le entrega una bolsa de madera. William la toma y la inspecciona con urgencia.

-San Valentín se celebra de manera tradicional en Croacia. Se tiene la costumbre de regalar un bizcocho hecho de jengibre con miel en forma de corazón y decorado con los colores brillantes que ves.

-¿De qué mierda hablas?, pregunta enojado y confundido con el dulce en sus manos.

Matt suspira con cierto hastío y continúa.

-Sé que estamos en noviembre pero-

-¡Dime qué pasó con Hannibal!, interrumpe a los gritos.

Matthew levanta una ceja, desafiante.

-Tengo a la Barbie psicótica en un lugar seguro, junto a los demás.

-¡¿Qué demás?!, pregunta alterado Will.

-Lo encontré a punto de hacer un desastre. Conseguí su paradero y tenía a tres personas maniatadas, y tuve que hacer lo mismo con él. ¿Contento?

-Por supuesto que él tiene a los jurados, habla para sí mismo Will.

Deja el bizcocho en la mesa y se acerca desesperado a Matt, tomándolo por el collar del uniforme.

-Necesito verlo antes de que nos vayamos, pero primero libera a esas personas, no tienen nada que ver.

-No, no puedo hacer eso -niega con la cabeza-, esos tres ya están condenados. Solo te llevaré hacia tu psiquiatra preferido.

Will solo asiente y lo suelta. Su destino ya está echado sea con los jurados vivos, muertos, secuestrados o no. Debe irse con Matthew si desea ser libre.

-Will... yo sé que tú eres el juguete preferido de Hannibal... pero ¿deseas seguir siéndolo? Es decir, si te llevo hacia él, ¿qué harás?, pregunta algo apenado el guardia.

-Acércate, demanda Graham y acerca sus caras a través de los barrotes. Lo toma de las mejillas y lo mira fijamente. -Lo que viste, donde sea que lo tengas, es un burdo intento de disculpa. Hannibal no entiende que ya es tarde para muchas cosas, incluso para mi libertad. Me iré contigo.

El agente miente, realmente no sabe qué hará una vez libre frente a Hannibal. Sin embargo apoya su frente en la de Matt, cierra los ojos y suspira. Necesita darle algún tipo de seguridad y tranquilidad al guardia.

-No sé por qué lo haces, pero gracias. Eres mi única esperanza.

Cuando lo suelta y se aleja, Matt siente angustia ya que esperaba un choque de labios, pero no le importa. Tendrá muchos más adelante.

-Anoche te vi desanimado. Deja de pensar en él. Mañana mismo nos iremos, lo verás, luego tomaremos tus cosas y te despedirás de todo lo que te hizo mal. Disfruta el postre, porque la cena es asquerosa, bromea y le entrega la bandeja.

Will le sonríe. Su ansiedad se disipa y la emoción lo inunda.

-Esta noche dormiré mejor, agrega y señala a las cámaras. -Será la última noche que me veas masturbarme por las cámaras.

Matthew le sonríe algo atrevido y se aleja. Él también se masturba al verlo. 

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2023 ⏰

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